Representantes del PSOE y Sumar se reúnen hoy para abordar sus discrepancias

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A los mil frentes que ya tiene abiertos en el campo de batalla, Pedro Sánchez suma otro más en la retaguardia. El presidente del Gobierno concluye el año acosado por los casos de presunta corrupción y acoso sexual que salpican al PSOE, por la ofensiva sin cuartel del PP y Vox, y por la fractura de la mayoría parlamentaria que le sostiene, tras los portazos de Junts y Podemos. Solo le faltaba, para completar este aciago panorama, la nueva crisis abierta con su socio de coalición, Sumar, después de que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, le reclamara la semana pasada una amplia crisis de Gobierno para recuperar la iniciativa política.

Un “error clamoroso” por parte de Díaz, según denuncia a La Vanguardia un ministro socialista. La irritación es palpable en la Moncloa y el PSOE, donde acusan a Díaz de no medir sus fuerzas ante Sánchez, al exigirle algo que es una prerrogativa exclusiva del presidente. Y que además Díaz sabe que Sánchez no está dispuesto a afrontar, al menos por ahora, más allá del relevo de Pilar Alegría como portavoz del Ejecutivo y ministra de Educación.

Los socialistas acusan a Díaz de “deslealtad”, que atribuyen a una situación de “debilidad política”, sin ni siquiera saber si podrá liderar su propio espacio político en las próximas elecciones generales. Aseguran que incluso entenderían que tratara de desmarcarse para “marcar perfil” cuando se acabe la legislatura, pero no ahora, cuando insisten en que quedan dos años de mandato. “Se ha pegado un tiro en el pie”, critican.

El presidente antepone la “hoja de ruta de avances hasta el 2027” a las diferencias entre el PSOE y Sumar

Y saben que, cuando en Sumar reclaman una remodelación del Gobierno, están apuntando al ministro de Economía, Carlos Cuerpo; la vicepresidenta tercera y titular de Transición Ecológica, Sara Aagesen –a ambos los consideran “neoliberales”, como en la anterior legislatura a Nadia Calviño–; o a la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez. Pero es Sánchez, recuerdan, quien designa a su Consejo de Ministros.

El presidente, no obstante, trató ayer de rebajar la tensión con Sumar, al poner el foco en las sintonías y no en las diferencias, con un “tono positivo y constructivo” según el PSOE, para tratar de zanjar el choque interno. Y, de nuevo, con el argumento de que la alternativa es un Gobierno del PP y Vox.

Así lo resaltó Sánchez ayer desde Bruselas, a su llegada a la cita del Consejo Europeo, en la víspera de que este viernes representantes del PSOE y de Sumar se reúnan para intentar limar asperezas, aunque en un clima de mutua desconfianza.

Ministros socialistas tachan de “error clamoroso” el órdago de Díaz: “Se ha pegado un tiro en el pie”

“Pese a las discrepancias, porque somos organizaciones políticas con una cultura diferente, hay muchas cosas que nos unen al PSOE y a Sumar”, resaltó Sánchez. “La principal es la hoja de ruta de avances que estamos implementando en estos siete años de Gobierno, y en lo que nos queda por hacer hasta el año 2027”, defendió, determinado a agotar la legislatura.

Y recalcó que ahora el Gobierno está en plena negociación con los agentes sociales para aprobar otra subida del salario mínimo, “que va a beneficiar a muchísimos trabajadores”. Rechazó además que sea su gestión, como critican desde Sumar, la que dé alas a Vox. “El crecimiento al menos demoscópico de la ultraderecha, ya veremos cuando haya elecciones cuál es su materialización, nada tiene que ver con la acción del Gobierno y tiene todo que ver con el blanqueamiento que está haciendo la derecha de la ultraderecha”, advirtió.

“Hoy no tenemos una oposición política, tenemos una oposición absolutamente destructiva, que vota en contra de políticas que son beneficiosas no solo para los ciudadanos sino también para sus propias administraciones”, señaló Sánchez, en referencia a las autonomías gobernadas por el PP.

La cita este viernes de ambas formaciones tendrá un perfil muy discreto, en un clima de mutua desconfianza

Este mismo viernes, en todo caso, una delegación del PSOE, encabezada por la secretaria de organización de Ferraz, Rebeca Torró, se reunirá con los representantes de Sumar. Al contrario que en ocasiones precedentes, ante otras crisis en la coalición, no serán la vicepresidenta María Jesús Montero y el ministro Félix Bolaños los que llevarán la batuta socialista, ya que se pretende dar a la cita un perfil muy discreto.

Sumar exige un giro para recuperar impulso y reconducir la legislatura

Sumar afronta la reunión de este viernes con el PSOE con una mezcla de presión política y voluntad de reconducir la legislatura tras la crisis abierta en el seno de la coalición. El encuentro llega en un contexto de creciente malestar en el socio minoritario, que da por agotado el “impulso inicial” del Ejecutivo y exige un giro profundo si se quiere recuperar iniciativa y credibilidad ante su electorado.

Ese diagnóstico, ampliamente compartido, ha abierto un debate interno de calado, y hoy lejos de resolverse, sobre la conveniencia de seguir formando parte del Gobierno si el PSOE no acepta reencauzar la legislatura. Donde sí hay unanimidad es en advertir a los socialistas de que sería una “frivolidad” no tomarse en serio una reunión que consideran decisiva y en recomendarles “cautela” antes de volver a menospreciar al socio minoritario.

Con las espadas en alto, Sumar se sentará a la mesa exigiendo la puesta en marcha de una agenda social ambiciosa que vaya más allá de anuncios puntuales –como la próxima subida del salario mínimo– y que sitúe en el centro la respuesta a la crisis de la vivienda.

Los de Yolanda Díaz llevan semanas instando al ala socialista del Ejecutivo a aprobar un decreto que prorrogue la moratoria antidesahucios puesta en marcha durante la pandemia y que, salvo acuerdo del Consejo de Ministros, decaerá el 1 de enero. La reivindicación, sin embargo, no se limita a una prórroga técnica e irá acompañada de nuevos instrumentos de protección para los colectivos más vulnerables. “Debemos aprobar medidas que hagan que este gobierno de coalición le siga valiendo la pena a la gente”, insisten fuentes del espacio.

“Con la que está cayendo, y más sabiendo lo que la ultraderecha está trayendo consigo en aquellos gobiernos europeos en los que ha entrado, no nos podemos permitir otra cosa que no sea pasar a la acción”, añaden, apelando a hacer valer su capacidad de decisión dentro del Ejecutivo, del mismo modo que en otros momentos de la legislatura lo han hecho Junts o Podemos desde el Congreso.

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