El menor de los terroristas que perpetraron un atentado en Sydney este pasado domingo, ha sido acusado de 59 delitos -entre ellos los 15 asesinatos- 40 de lesiones con intento de asesinato, así como un delito de terrorismo entre otros cargos.
Naveed Akram, hijo del coautor abatido por la policía durante el tiroteo, salió del coma el martes por la tarde tras recibir también disparos de la policía. Bajo custodia judicial, permanecía ingresado en un hospital de Sydney bajo fuerte vigilancia y comparecerá por videoconferencia ante un tribunal local el lunes por la mañana.
“La policía alegará ante el tribunal que el hombre participó en una conducta que causó la muerte, lesiones graves y puso en peligro la vida para promover una causa religiosa y causar temor en la comunidad”, afirmó la policía de Nueva Gales del Sur.
El acusado ha salido del coma y se espera que comparezca ante un tribunal la próxima semana
En paralelo, la Policía de Filipinas ha anunciado que investigará la estancia en el país de los dos acusados de perpetrar el atentado contra la comunidad judía de Sídney el pasado domingo, tras pasar en él casi todo el mes de noviembre, hasta que el día 28 salieron rumbo a Australia. Sin embargo, las autoridades descartan que recibieran ningún tipo de entrenamiento militar durante su paso por el país.
En un comunicado, el asesor de Seguridad Nacional de Filipinas Eduardo Ano afirmó que una simple visita al país no basta para corroborar las acusaciones de entrenamiento terrorista, y que la duración de su estancia no habría permitido ningún entrenamiento significativo o estructurado. “Estamos tratando de averiguar a dónde fueron, con quién hablaron y dónde se alojaron durante su estancia en el país”, que tuvo como destino final la ciudad de Davao, en la isla de Mindanao, declaró el jefe interino de la Policía filipina.
El presidente del país, Ferdinand Marcos Jr., rechazó este miércoles “la descripción engañosa de Filipinas como un centro de entrenamiento del Estado Islámico (EI)”, después de que medios australianos e internacionales apuntasen a la posibilidad de que los atacantes recibiesen capacitación para el atentado. El Ejecutivo aseguró que no existen informes validados que demuestren que los sospechosos del tiroteo recibieron entrenamiento en Mindanao, pese a que células del Estado Islámico tomasen la ciudad de Marawi en el 2017.

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