La guerra desatada en el serial protagonizado por Netflix y Paramount para hacerse con Warner Bros. Discovery (WBD) tiene en vilo a los legisladores estadounidenses, a Hollywood y a los espectadores, tanto los de las salas como los del hogar.
El cruce de la oferta con la opa hostil evidenció ya en el primer capítulo que el presidente Donald Trump está aquí no para velar por las leyes antimonopolio y beneficiar a los ciudadanos, sino para sacar ventaja y provecho político, sin importarle romper con la tradicional neutralidad de la Casa Blanca al autorizar o no una fusión.
Frente a esa pugna de poderosos, la industria denuncia esta anexión, gane quien gane, por lo que supone de potencial pérdida de puestos de trabajo, de que lleve al cierre de muchas pantallas o de que los actores se vean limitados en su libertad de expresión, mientras que los consumidores estarán obligados a pagar más por sus subscripciones, dicen analistas del sector.
Desde que los hermanos Warner fundaron sus estudios cinematográficos en 1923, su labor se caracterizó por apuestas empresariales y creativas audaces. Esto se deduce de su historial. En el 1929, la Warner Bros se convirtió en los primeros grandes estudios que hicieron películas sonoras. Fue una de las pocas compañías que apostó fuerte por la televisión en la década de 1950. Ya en los años setenta ejerció de pionera en los filmes de superhéroes y, a finales del decenio de 1990, su división HBO inventó la televisión prémium con series como Los Soprano o The Wire , todavía hoy referentes en el género.
La Warner sigue siendo rentable en su división de streaming y continua ganando dinero con sus producciones, remarcan los expertos.
El sector de las salas teme el posible pacto porque el jefe de Netflix dice que ir al cine es “obsoleto”
Sin embargo, contraviniendo la audacia de los fundadores, la compañía aceptó que AT&T la adquiriera en el 2018, que es el punto de arranque de este drama. El gigante de la telecomunicación luego escindió Warner Bros y la combinó con Discovery en el 2022, cargando a la empresa fusionada con millones de dólares de deuda por el financiamiento de esa fusión.
“La toma de decisiones impulsada por el ego y la publicidad exagerada –la maldición del magnate– ha creado este desastre, no los fundamentos empresariales”, escribió en The New York Times Tim Wu, profesor en la Universidad Columbia y especialista en descifrar cómo las plataformas tecnológicas configuran la economía.
Cuando Neflix lanzó su oferta de 83.000 millones de dólares por Paramount (incluida la deuda), paquete en el que no se incluían los canales por cable como CNN o TNT, separados en otra sociedad, las asociaciones de salas, actores o guionistas pusieron el grito en el cielo.
Hablaron de angustia, tragedia y de “presunción de ilegalidad”, circunstancia que se suma a la deriva por el impacto en el negocio de la inteligencia artificial y la posible eliminación de ocupaciones en este labor.
Un referente como la actriz Jane Fonda aseguró que esa operación es “una alarmante escalada de la consolidación que amenaza a toda la industria del entretenimiento, al público democrático al que sirve y a la propria Primera Enmienda (libertad de expresión)”.
El problema de Warner se remonta a que fue comprada por AT&T y acumula deuda por esa fusión
Nadie creyó a Ted Sarandos, director ejecutivo de Netflix, al afirmar que no habría despidos o que su plataforma y HBO no se fagocitarían.
Pero el sector no olvida que el mismo Sarandos calificó de obsoleta y anticuada la experiencia de acudir a un cine. En su opinión, la gente quiere ver películas en su casa. Frente a ese ocio anticuado, el responsable de la mayor plataforma de streaming sostiene que ha de producirse una concentración para que sea rentable el negocio ante la irrupción cada vez más invasiva de YouTube o TikTok, que ofrecen vídeos cortos y no profesionales, con mucho tirón entre los más jóvenes.
No tardaron Larry Ellison, cofundador de Oracle y el segundo más rico del mundo, y su hijo David, en lanzar la oferta hostil de Paramount-Skydive, que subieron la apuesta a 108.000 millones (deuda y canales por cable incluidos).
David Ellison, director ejecutivo de Paramount, sostuvo que su oferta es mucho más viable de ser aprobada por el órgano regulador. A pesar de sus palabras, los analistas subrayan que ni una ni otra apuesta van aparentemente a favor de los espectadores ni de los suscriptores del servicio de streaming.
“Dentro de 18 meses, todos los consumidores deberían esperar pagar más por estas suscripciones”, recalcó Brandon Katz, analista de entretenimeinto de Greenlight Analytics citado por Business Insider .
Actores y guionistas ven como la operación añade más tensión a una industria ya muy amenazada por la IA
En un conglomerado u otro, ese incremento de precio se basa en una oferta más cara. También es más que esperado que la combinación de dos de estas compañías conducirá a una menor producción. Uno más uno resulta igual a uno.
Los Ellison, Larry, su hijo David, la fuerza millonaria que está detrás de Paramount Skydance (David es el director ejecutivo) cuentan con la amistad del presidente Donald Trump. Han estado tocando teclas. Así, entre los que dan financiación a su oferta de 108.000 millones de dólares por Warner Bros figura Affinity Partners, firma de capital privado fundada por Jareh Kushner, yerno de Trump. Que Kushner figure como inversor ofrece muchas dudas éticas respecto a la interferencia del presidente en la aprobación. Pero a Trump le da igual. En la campaña a favor de su adquisición, David Ellison hizo lobby en Washington entre legisladores republicanos. Les dijo que tenía la solución para la CNN. A diferencia de la oferta de Netflix, la de Parmount incluye los canales por cable de esa empresa. ¿Cual es el problema CNN? Pues que Trump, en su intento de que todos los canales sean trumpistas como la Fox, lleva tiempo cargando contra ese otro canal donde se escuchan críticas a su gestión. Trump ya dijo que participará en la resolución de la oferta y dio claves tras la oferta de los Ellison. “A los que dirigen la CNN, que es un grupo muy deshonesto de gente, no se les debería permitir que continúen. CNN debería venderse con todo lo demás”.La animadversión de Trump hacia la CNN

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