Agentes IA o Inteligencia Agéntica. Detrás de estos dos conceptos está el escalón que puede transformar la IA de una tecnología disruptiva a una verdadera herramienta de productividad. Tras casi tres años trasteando con ChatGPT y todos los competidores de IA generativa que han surgido desde aquel 2023, y obnubilándonos con las imágenes, traducciones o presentaciones que son capaces de hacer en apenas segundos, ahora llega el reto de transformar esa admiración en dinero contante. De que se refleje en la cuenta de resultados de las empresas y en un verdadero ahorro de tiempo para sus empleados.
La respuesta parece que va a llegar de la mano de los agentes IA. Se trata de sistemas capaces no solo de generar texto o imágenes a través de una orden como hacemos ahora con cualquier modelo de IA, sino de dar un paso más. Partiendo de unas indicaciones adaptadas a las necesidades de los usuarios pueden actuar con el mundo real, tomar decisiones, planificar y ejecutar tareas complejas y crear un flujo de trabajo de forma autónoma dentro de las organizaciones. “Si los primeros modelos generativos funcionaban como asistentes conversacionales, los agentes abren una fase distinta: la de la automatización inteligente, un estadio en el que la tecnología ya no solo responde, sino que trabaja”, asegura el informe The State of AI in 2025, elaborado por la consultora McKinsey, que los califica como “el salto tecnológico más significativo desde la llegada de ChatGPT”.
Si algo deja claro este informe es que la etapa de fascinación con la IA da paso a un momento en el que solo generará valor si logra integrarse de verdad en las operaciones. La comparación que introduce el informe ilustra la magnitud del salto: de pedir a la IA que resuma un pdf a encargarle que entre en un servidor, verifique permisos, navegue, contraste información y redacte un informe completo. El agente deja de ser un copiloto para convertirse en un chófer capaz de completar el proceso por sí mismo.
El atractivo de esas nuevas herramientas es abismal y ya ha desatado una “alta curiosidad” en el mundo empresarial. La encuesta que McKinsey ha realizado a 1.993 participantes en 105 naciones constata que “el 62% de las empresas ya ha experimentado con estos agentes en el 2025 y un 23% ha comenzado a escalarlos en alguna parte de su estructura corporativa”. Pero la adopción real de estos agentes es “todavía muy temprana”.
Tecnología, media y telecomunicaciones y salud, a la cabeza de la adopción del salto en IA
Los sectores más avanzados han empezado a integrar agentes en procesos críticos. La tecnología lidera, con casos de uso orientados a soporte TI y gestión del conocimiento. Le siguen los medios de comunicación, las telecomunicaciones y la salud, ámbitos donde los ciclos de producción y la presión competitiva aceleran la adopción. En el extremo opuesto aparecen las finanzas, los productos de consumo y la distribución, donde la IA tradicional está más madura y el salto hacia agentes aún se evalúa con cautela.
El motivo, según el informe, es “la trampa del piloto”. Casi dos tercios de las empresas siguen atrapadas en fases de experimentación, en proyectos piloto. “Aunque las empresas han desplegado herramientas de IA, la mayoría aún no ha ‘productizado’ los casos de uso, ni ha rediseñado los flujos de trabajo... ni ha construido los guardarraíles necesarios para ejecutarlos a escala”, explica Alex Singla, socio senior de McKinsey.
Y es que, mientras la IA generativa parecía sencilla de manejar, “cuando se trata de agentes se necesita mucho trabajo y muy duro para hacerlo bien”, asegura Michael Chui, socio senior de McKinsey.
Ese esfuerzo marcará la diferencia. El 80% de las empresas dice haber usado IA pero solo el 39% de los encuestados reportan un impacto en la ebitda (beneficio antes de intereses e impuestos) a nivel empresarial”. De ellos, la gran mayoría atribuye a la IA menos de un 5% de sus beneficios.
El factor humano se identifica como clave en el proceso de diseño y control de estos agentes
Este es el reto para el 2026 y el mensaje del estudio. El tiempo de “enchufar la IA a un proceso viejo para que se haga más rápido ha terminado”. Las compañías que han rentabilizado sus agentes son las que han repensado sus procedimientos. Han colocado la IA en el centro y diseñan sus agentes “con procesos definidos para determinar cómo y cuándo las salidas del modelo necesitan validación humana”. El “ Human in the Loop ”, con protagonismo del factor humano, no es un freno, es la garantía de calidad necesaria para escalar.

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