En una reunión tensa e inusualmente dividida, la Reserva Federal de Estados Unidos, ha decidido rebajar los tipos de interés en 0,25 puntos hasta un rango de entre el 3,5% y el 3,75%. Se trata de la tercera rebaja consecutiva del precio del dinero desde septiembre porque los temores por el deterioro del mercado de trabajo pesan más que el miedo a un repunte de la inflación.
“La Fed busca alcanzar el máximo empleo y llevar la inflación a una tasa del 2% a largo plazo. La incertidumbre sobre las perspectivas económicas sigue siendo elevada. El Comité está atento a los riesgos para ambos lados de su doble mandato y considera que los riesgos a la baja para el empleo aumentaron en los últimos meses”, ha explicado el organismo a través de una nota para justificar la decisión.
Powell ha tenido que esforzarse para apaciguar las aguas y lograr un consenso que permita ahondar en la rebaja de tipos y minimizar las discrepancias. La decisión contó con tres votos disconformes: el vicepresidente Stephen Miran, el caballo de Troya de Trump en la Fed, apostó por rebajar los tipos en 0,5 puntos. Por el contrario, el presidente de la Reserva Federal de Chicago, Austan Goolsbee; y el gobernador de la Fed regional de Kansas, Jeffrey Schmid, votaron por detener la reducción del precio del dinero.
La última reunión del año también arroja nuevas previsiones económicas y ofrece algunas pistas sobre la hoja de ruta del organismo para 2026. El organismo mejora sus perspectivas económicas para el próximo año y solo espera una rebaja de tipos a lo largo del ejercicio. La institución calcula que la economía estadounidense avanzará un 2,3% en 2026, cinco décimas más de lo que lo esperado en septiembre. Los nuevos pronósticos indican que la tasa de desempleo se mantendrá estable en torno al 4,4% y la inflación se reducirá paulatinamente al 2,4%, dos décimas menos que el cálculo de hace dos meses.
Tras la decisión de la Fed, el euro se revaloriza un 0,4% respecto al dólar hasta intercambiarse por 1,167 billetes verdes y Wall Street se anota una ligera subida. El índice industrial S&P 500 sube un 0,3% a media sesión.
La Fed vive una época convulsa. Por un lado, sufre ataques a su independencia ante el acoso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al responsable de la institución monetaria, Jerome Powell, al que acusa de ser lento en la reducción de los tipos de interés. Trump ha insultado y hostigado al presidente de la Fed, del que ha pedido su dimisión. Y ha colocado a un par de sus peones en el seno del banco central para forzar rebajas más pronunciadas. El movimiento del republicano ha agudizado la falta de consenso y la división interna en el seno de la Reserva Federal.
Por otro lado, la institución está en una difícil tesitura. Tiene que decidir entre dos fuerzas contrapuestas: una inflación persistente que no termina de bajar al objetivo del 2% y un mercado laboral que muestras síntomas de debilidad.
La agresiva política arancelaria de Trump no ayuda a dar visibilidad a una economía que, pese a todo, crece a buen ritmo, pero que deja algunas incógnitas. Los economistas empiezan a hablar de un crecimiento en forma de K. En el que las deslumbrantes inversiones del sector tecnológico en inteligencia artificial (IA), junto con el auge de los mercados, con récords en Bolsa, pueden estar ocultando otra cara de la economía con problemas.
La inflación, además, no termina de aflojar, con tensión creciente en los precios energéticos y de servicios. El último dato oficial hasta ahora mostró un ligero repunte hasta el 3%, con una tendencia que lo aleja del ansiado 2%, que la Fed tiene como objetivo.
En medio de esta situación, La Administración Trump se apresura para nombrar un sustituto para Powell, cuyo mandato termina en mayo. El presidente asegura que ya tiene una terna de candidatos, entre los que destacan Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, y Kevin Warsh, exgobernador de la Reserva Federal.
“Vamos a considerar a un par de personas diferentes, pero tengo una idea bastante clara de a quién quiero”, aseguró Trump este martes por la noche a bordo del Air Force One, donde acostumbra a charlar de forma informal con los periodistas. Los inversores miran a Hassett, el favorito en las apuestas de analistas, según Polymarket, que le da un 70% de posibilidades.
Cuando la semana pasada los periodistas le preguntaron a Trump si el elegido sería Hassett y este esbozó una sonrisa complaciente, los mercados reaccionaron con desconfianza. Temen que el candidato favorito sea demasiado complaciente con el mandatario republicano y anteponga los deseos a corto plazo del presidente a las necesidades reales de la economía; creen que podría apoyar una fuerte rebaja de tipos y dañar el mercado de bonos del Tesoro y de renta fija. Para tratar de despejar dudas, Hassett aseguró el martes que no se dejaría presionar por nadie. La reacción de los mercados y las dudas de Trump reabren una incógnita sobre el sucesor de Powell cuando parecía que ya estaba todo decidido.
El Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC), el rimbombante nombre que tiene el organismo que decide sobre la orientación de la política monetaria, ha decidido casi a ciegas. Ha reducido los tipos de interés con menos datos de lo habitual para hacer un análisis riguroso debido al cierre gubernamental que durante 42 días, el mayor de la historia, mantuvo sin actividad a cientos de agencias públicas del país entre octubre y noviembre. El cerrojazo federal impidió la toma de datos y retrasó la publicación de estadísticas esenciales para tomar la temperatura a la inflación o al mercado laboral. Las agencias federales encargadas de estas estadísticas publicarán la próxima semana la última remesa con datos incompletos debido al shutdown, como se conoce en inglés al cierre.
La Fed ahonda en la rebaja del precio del dinero, pese a que hace tan solo unas semanas parecía que se iba a tomar un respiro en esta reunión de diciembre. Entonces, Powell aludió a un símil para dejar entrever que podía pausar las rebajas de tipos: “¿Qué hacen si están conduciendo en la niebla? Disminuyes la velocidad“. Pero en apenas dos semanas, las sensaciones han cambiado.
La crisis de la asequibilidad, o del coste de la vida, ha impregnado la política estadounidense. Y el mercado laboral ofrece síntomas compatibles con una gripe. La tasa de paro aumentó en septiembre, hasta el 4,4%, un nivel históricamente bajo, pero un cambio de tendencia que preocupa a los responsables monetarios. Y aunque la creación de empleo de ese mes fue positiva, 119.000 nuevos trabajos, fue el menor en un septiembre desde la pandemia.

Hace 1 día
4







English (US) ·