Pastillas de heroína en forma de calavera, que pueden recordar el gran daño que hizo esta peligrosa droga a toda una generación de españoles en los años ochenta, pero también ser vistas por los más jóvenes como un producto atractivo o una forma novedosa de lograr un gran colocón. La Policía ha intervenido por primera vez una partida de pastillas de heroína que se iban a distribuir en Madrid y Barcelona. “Hemos estado preguntando en Interpol y Europol para ver si la habían detectado pastillas de heroína y no lo han hecho, mucho menos en este formato”, explica Alberto Morales, comisario de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. Este hallazgo se ha producido en la operación Atis, bautizada con un nombre que significa caballo en turco, y que también hace referencia a la forma con la que se nombra a la heroína en el argot callejero. La investigación terminó con la detención de cinco personas, dos turcos, dos dominicanos y un colombiano, que ingresaron en prisión preventiva, y la incautación de ocho kilos de estas pastillas.
Cada una de esas calaveras, listas para ser diluidas e inyectadas, podrían alcanzar un precio de entre ocho y diez euros, según fuentes policiales. Tienen una pureza de entre un 10% y un 10,5%, el 50% de cafeína, más otras sustancias. Los investigadores creen que este formato es puro marketing y busca captar nuevos consumidores de esta droga tan dañina. El consumo de heroína está muy denostado socialmente, de esa forma se les hace parecer algo atractivo o exclusivo. “Se le da ese formato, como una forma de decir que no es tan perjudicial”, añade Morales. Así, con una presentación distinta, que incluso puede recordar a marcas comerciales, lo van acercando. Los detenidos también llevaban en su vehículo una botella de vodka canadiense llamado Crystal Head (Cabeza de cristal) con la misma forma que las pastillas.
Botella de vodka junto a las pastillas intervenidas por la Policia, en una operación en la que también ha colaborado la DEA norteamericana y la policía colombiana. EFELa operación comenzó cuando los agentes comenzaron a seguirle la pista a un “histórico traficante de heroína”, de origen turco, que llevaba unos meses en libertad después de haber estado 18 años en prisión por tráfico de drogas. Observaron que no usaba móviles y tomaba muchas precauciones cuando se desplazaba, quedaba en establecimientos de kebab, en los que mantenía reuniones con otras personas.
El principal sospechoso usaba gafas de sol y gorras para evitar que lo reconocieran y se desplazaba en transporte público o vehículos de alquiler con conductor. Sus reuniones eran más frecuentes, por lo que fueron acercándose cada vez más a los sospechosos.
La droga entró en España oculta en un equipaje y los investigadores creen que se trataba de un primer envío, con el que los investigados querían probar una nueva ruta. Las detenciones se realizaron en noviembre, en el aparcamiento de un centro comercial del sur de Madrid, pero no se han hecho públicas hasta este viernes, porque la causa, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 17 de Madrid y la Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional, estaba bajo secreto judicial hasta ahora. En las pesquisas han colaborado además la agencia antidrogas estadounidense, DEA por sus siglas en inglés y la Policía Nacional de Colombia.
Un droga de consumo reducido
El consumo de la heroína es reducido si se compara con otras, como la cocaína o el hachís. En 2023, el último año del que se tienen estadísticas oficiales, se intervinieron 117 toneladas de cocaína, 357 toneladas de hachís y 315 kilos de heroína, según datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO). Las mayores incautaciones se registran especialmente en Turquía (3,3 toneladas), Bélgica (2,9 toneladas) o Francia (1,1 toneladas), según datos del informe europeo sobre drogas de 2025. Este trabajo sitúa a España en la parte baja de la tabla, junto con Italia. Gran parte del mercado de esta droga está en Reino Unido y Países Bajos. omo Reino Unido y Países.
Las detenciones de los cinco investigados se realizaron en el aparcamiento de un centro comercial del sur de Madrid.EFETras consumirla (inyectada, fumada o esnifada), produce efectos muy placenteros, pero se trata de una droga altamente adictiva, avisan en el Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad. “El adicto necesita cada vez dosis más altas”, añaden. Con el paso del tiempo, no se logra el bienestar inicial, sino que lo que se busca es aliviar el malestar que genera la ausencia de heroína. Cuando se deja de tomar produce el síndrome de abstinencia, también conocido como mono, que engloba todo un conjunto de síntomas, como ansiedad, agresividad o hiperactividad, además de sudores o escalofríos. “Llega un momento en que toda la vida del adicto gira alrededor de la búsqueda, obtención y consumo de la heroína”, añaden.
Los últimos datos europeos revelan que existe un lapso de 15 años entre el primer uso de heroína, por término medio a los 23 años, y el primer tratamiento por problemas relacionados con esta droga, por término medio a los 38 años.

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