Francesco Olivo
Roma. Corresponsal
12/12/2025 11:34 Actualizado a 12/12/2025 11:45
Italia, la de Giorgia Meloni, es un refugio inesperado para Pedro Sánchez. Si el presidente del Gobierno quisiera alejarse de los escándalos y del ruido constante de la política en Madrid, quizá podría pasar unos días al otro lado de los Alpes. Según un sondeo del Censis —uno de los principales institutos demoscópicos del país—, Sánchez es el líder internacional mejor valorado por los italianos (44,9%), superado solo, faltaría más, por el Papa León XIV (60,7%), y muy por delante de Donald Trump, apreciado únicamente por el 16%.
Una percepción que también se refleja en los quioscos italianos: Sánchez es la “persona del año”, según la revista L’Espresso. Su rostro aparece a toda página, al estilo Time, en la portada del histórico semanario de orientación progresista, fundado en 1955, que publica además una larga entrevista. El reconocimiento no es un caso aislado. La izquierda italiana, huérfana de referentes internacionales, ve en el líder socialista un modelo tanto por sus políticas sociales como por su posicionamiento geopolítico, en particular sobre Oriente Medio. La búsqueda del llamado “papa extranjero” es una constante entre los progresistas.
Un papel que en su día desempeñó también José Luis Rodríguez Zapatero, mitificado por sus reformas en derechos sociales, al que incluso se dedicó la película Viva Zapatero! de la directora Sabina Guzzanti. Ahora le toca a Sánchez.
Los progresistas
La izquierda italiana ha encontrado en Sánchez a su “papa extranjero”, como en su día lo fue Zapatero
La comparación entre el Gobierno de la ultraconservadora Giorgia Meloni y el de Madrid es ya un tema recurrente entre los dirigentes de los partidos de la oposición, hasta el punto de provocar una reacción en la derecha italiana y en sus medios, que han empezado a atacar al dirigente español. La propia primera ministra Giorgia Meloni, que mantiene relaciones muy frías con él, se ha visto obligada a criticar a Madrid por sus decisiones internacionales: primero por el reconocimiento del Estado de Palestina, que Italia ha considerado prematuro y contraproducente, y después por la negativa española a elevar el gasto militar al 5% del PIB en la última cumbre de la OTAN en La Haya. En cambio, la secretaria del Partido Democrático (centroizquierda), Elly Schlein, exhibe su relación privilegiada con Sánchez, señalándolo como una alternativa posible que combina políticas progresistas con crecimiento económico.
El director de L’Espresso, Emilio Carelli, exparlamentario del Movimiento 5 Estrellas, explica así la elección: “Hay un dato innegable: mientras muchas economías europeas se estancan, la española sigue creciendo. En 2023 el PIB aumentó un 2,7%; en 2024, un 3,5%; y en 2025 —según las estimaciones ya casi definitivas de la Comisión Europea— cerrará con un +2,9%. Son cifras que no se ven en ninguna otra gran economía de la Unión, sobre todo si se comparan con el ‘cero coma’ de Italia y Alemania”. Carelli habla también de “un plebiscito de los lectores” en la web del semanario, que han mostrado un interés creciente por las políticas del Gobierno progresista español y por su papel en Europa. “Ha quedado confirmado —añade— que la figura del primer ministro ibérico también interpela a nuestro país”.
Los motivos se enumeran así: “Sánchez ha sido una voz clara frente a las derivas musculares de la política global: ha rechazado los ultimátums de Donald Trump, que exigía un aumento al 5% del gasto de la OTAN; ha librado una batalla por los derechos digitales, obligando a Meta a responder por las violaciones de la privacidad; ha sido uno de los primeros líderes en definir como ‘genocidio’ lo ocurrido en Gaza, rompiendo relaciones con el Gobierno de Netanyahu y pidiendo a Europa que reconsidere el acuerdo de cooperación con Tel Aviv”. En síntesis, concluye Carelli, “Pedro Sánchez no aparece solo como un líder capaz: es un punto de referencia en una Europa perdida entre miedos y aplazamientos”.
En la entrevista concedida en La Moncloa, Sánchez repasa los logros de su Gobierno sin detenerse en los escándalos y las investigaciones que cercan al Ejecutivo y al Partido Socialista, y evita el choque directo con Giorgia Meloni. El “papa extranjero” se siente cómodo en Roma.

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