La satisfacción de los españoles con la sanidad pública sigue resintiéndose. El último barómetro sanitario del CIS, publicado este miércoles, ha revelado que la valoración global del funcionamiento del sistema sanitario público apenas roza el aprobado, situándose en 5,89 puntos sobre 10. Hace un año, la nota era de 6,13. Esta percepción cada vez más negativa viene fraguándose desde la pandemia y se ha consolidado en los últimos meses, tal y como demuestran las sucesivas oleadas del barómetro: en 2019 un 72,1% de los ciudadanos expresaba una percepción positiva del sistema, casi 24 puntos más que ahora.
A tenor de los resultados de la encuesta sanitaria, que ha encuestado a más de 2.400 personas el mes pasado, el 48,5% de la población general de 18 y más años valora positivamente el funcionamiento del sistema sanitario en España. Pero uno de cada cuatro españoles (21,3%) considera que la sanidad pública funciona mal y necesita cambios profundos. En 2019, esta cifra de desagrado con el funcionamiento del sistema público de salud era del 4,1%; en 2022 subió al 14,5% y en 2024, se situó en el 15,16%.
La evaluación a la baja sobre cómo funciona el sistema de salud coincide con una época especialmente convulsa para el sistema sanitario. Los datos del último barómetro son de noviembre, cuando ya había explotado la crisis de los cribados en Andalucía, un escándalo que ha puesto en peligro la vida de miles de mujeres en esta comunidad: durante casi tres años, más de 2.000 mujeres con mamografías dudosas no fueron avisadas para repetir las pruebas y algunas terminaron desarrollando un tumor. El caso está en los tribunales.
Otra crisis sanitaria reciente que ha erosionado la imagen de la sanidad pública —aunque, en este caso, su impacto no se refleja en esta tanda del barómetro sanitario porque al cierre del informe todavía no había saltado—, es todo lo ocurrido en el Hospital de Torrejón. EL PAÍS desveló unos audios que demostraban que la empresa gestora de este hospital público madrileño había ordenado rechazar pacientes para ganar más. Esta revelación ha sacudido la agenda política en España y ha vuelto a poner en el punto de mira en la gestión de la sanidad pública.
Listas de espera
La última edición del barómetro sanitario, que publica el Ministerio de Sanidad en colaboración con el CIS y radiografía el sentir ciudadano sobre el funcionamiento de la sanidad pública, también cristaliza el lastre de las listas de espera. Así, si bien el 80% de los ciudadanos que han acudido a la atención primaria, puerta de entrada al sistema sanitario, valoran positivamente la atención recibida, las demoras en la accesibilidad siguen siendo el punto débil de este nivel asistencial: solo el 22% de los pacientes que acudieron a su médico de familia en el último año fueron atendidos en el mismo día o al siguiente de solicitar la cita. El tiempo medio de espera fue de 9,78 días (el año pasado, la demora era de 8,9 días).
A propósito de los retrasos para someterse a una prueba diagnóstica, la encuesta ha revelado que, en el caso de las ecografías, los TAC y las resonancias magnéticas, más de la mitad de las pruebas fueron realizadas en un plazo inferior a un mes desde su indicación médica. En cambio, menos del 40% de las colonoscopias se practicaron dentro de ese plazo de 30 días desde que el médico da la orden. Estas pruebas son, de hecho, las que tienen el mayor tiempo de espera medio registrado: 110 días.

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