La sequía, los incendios, los apagones eléctricos, las danas, las enfermedades animales… Desde hace un tiempo, en el Parlament de Catalunya vuelven a coger protagonismo los asuntos del comer, la gestión de los servicios sociales y de las crisis sobrevenidas que ponen a prueba la capacidad de respuesta del Ejecutivo de turno. La última de estas crisis es la de la de la peste porcina africana, una enfermedad letal para uno de los sectores económicos más importantes de Catalunya, el porcino, que representa prácticamente el 20% del PIB, genera una facturación de más de 43.000 millones de euros, y supone el 40% del total de las exportaciones de España.
El president de la Generalita, Salvador Illa, remarcó este miércoles, en su comparecencia a petición propia en la Cámara catalana, la importancia de este sector para la economía catalana, y reivindicó la respuesta de su Ejecutivo ante el estallido de la crisis sanitaria, sobre la que los partidos de la oposición, en especial Junts, expuso sus numerosas dudas, para empezar, el hecho de que el jefe del Govern mantuviera su viaje a México en lugar de gestionar la emergencia desde el primer momento en Catalunya.
Otras circunstancias que han envuelto esta crisis, como las especulaciones sobre el origen del brote -“la teoría del bocadillo”, en palabras de Junts- o las “formas” del conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, fueron motivo de reproche de los posconvergentes. Pero Illa remarcó los resultados provisionales de su gestión: “De momento hemos conseguido mantener el brote, los mercados exteriores avalan” las medidas adoptadas y el Govern “seguirá atento y seremos transparentes siempre, y no daremos pábulo a faltas especulaciones”.
El Govern es consciente de que es en este tipo de gestión, ante crisis sobrevenidas, donde realmente se juega la estabilidad y la confianza de los ciudadanos. Tienen en la memoria la respuesta de otros gobiernos regionales ante crisis sobrevenidas, como la del Gobierno de la Comunidad Valenciana ante la dana, o del de Castilla y León ante los incendios de este verano. Por eso Illa no escatima en esfuerzos y recursos ante estos episodios, que en el caso de la peste porcina le llevó a solicitar la intervención de la a UME (Unidad Militar de Emergencias) ante una crisis animal de estas características.
En su intervención, el president justificó la actuación del Govern de acuerdo a cuatro criterios: respeto a la ciencia; transparencia; colaboración institucional con el Gobierno, la UE, el sector porcino y los grupos políticos, y “ayuda y apoyo” a un sector muy relevante para Catalunya.
Illa reivindicó que el 75% de mercados exportadores están abiertos gracias a la gestión de esta emergencia y advirtió de que con los datos disponibles hasta ahora “nada” hace concluir que el origen del brote sea una fuga desde uno de los laboratorios que trabajan con este tipo de virus, como el IRTA CReSA, situado precisamente en la zona cero del brote.
Precisamente la importancia de la gestión de las crisis ha sido un elemento nuclear en las intervenciones de los grupos de la oposición, que consideran que los distintos episodios que este Govern ha vivido (el apagón eléctrico o la dana en Terres de l'Ebre) evidencia la “falta de liderazgo” de Illa. Mònica Sales, presidenta de JxCat en el Parlament, acusó al president de transmitir una imagen de “nula seriedad y confianza” yéndose a México tras conocer que ya había un positivo por la peste porcina africana.
“El Ejército español presente en Catalunya y el presidente de la Generalitat ausente en Catalunya. Parece una metáfora de la Catalunya que querrían algunos”, le ha espetado Sales. La dirigente posconvergente ha subrayado que “una crisis de este tipo requiere que el president suspenda la agenda y asuma el mando”. Además, pese a ser a petición propia, Junts ha defendido que Illa ha comparecido “forzado” porque ellos ya habían presentado la solicitud antes y le ha reprochado una reacción “tardía, mala y sin liderazgo”.
Mònica Sales también ha criticado la “teoría del bocadillo” y ha calificado de “grave irresponsabilidad” que se lanzara la hipótesis sin fundamento alguno: “Genera confusión y alarmismo y solo por este episodio el conseller tendría que haber asumido responsabilidades políticas o usted lo tendría que haber echado”.

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