La idea de un frente catalán en Madrid vuelve a escena. A ella hizo referencia hace unos días la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, después de que los posconvergentes volvieran a votar en contra del techo de gasto que debía abrir la puerta para negociar los Presupuestos Generales del Estado. Un bloque de 14 diputados (JxCat+ERC) para forzar al PSOE a “hacer concesiones que nunca se había abierto a hacer” y aprovechar la extrema “debilidad” en el que se encuentra el Gobierno de coalición acuciado por los casos de corrupción y de acoso sexual.
No es una propuesta nueva por parte de Junts. Durante la formación del Govern de Pere Aragonès, en las negociaciones para la investidura, ya intentó activar este frente catalán, que no fue acogido con mucho entusiasmo por parte de ERC, que entonces tenía 13 escaños en el Congreso. Años más tarde durante las conversaciones para la formación del Gobierno de Pedro Sánchez, en el 2023, el sueño de una alianza entre posconvergentes y republicanos para doblegar al PSOE volvió a resurgir sin que se llegara a consumar.
Los republicanos se han independizado sin complejos de sus “hermanos” del ‘procés’
Pero ahora ERC ya no busca alianzas con Junts. La salida de los de Puigdemont del Govern de Aragonès marcó una brecha que llevaba tiempo gestándose entre los dos partidos. Ahora ya no hay complejos para independizarse de sus “hermanos” con quienes llegaron a compartir listas electorales. Eran otros tiempos.
Tras perder la presidencia de la Generalitat y ver cómo su partido explosionaba por disputas internas, Esquerra ha iniciado una nueva etapa más pragmática. El Congreso Nacional que le dio el liderazgo a Oriol Junqueras hace poco más de un año ha aportado caras nuevas y también una nueva manera de actuar, que le está dando resultados en los sondeos.
Oriol Junqueras, durante una entrevista reciente con 'La Vanguardia'
Xavier CerveraLa fractura entre los dos partidos independentistas es cada vez más grande y han emprendido caminos distintos. El último informe del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) muestra que la transferencia de votos entre ambas formaciones es mínima y que la gente que vota a Esquerra tiene más simpatía por el PSC que por los posconvergentes.
Los republicanos han negociado con el Ejecutivo central la quita de la deuda, el traspaso de Rodalies, esperan cerrar el nuevo modelo de financiación en enero y se han convertido en socios prioritarios del Govern de Salvador Illa. Le resbalan las críticas de Junts, que considera que Esquerra se ha instalado en el autonomismo y recibe las migajas del PSOE. ERC actúa sin complejos y sin mirar atrás; JxCat ya no les dicta la pauta, y la política catalana transita por dos carriles separados, donde cada movimiento se mide por interés propio y no por alianzas pasadas.
Las dependencias se han desvanecido, y hoy algunos se preguntan qué les llevó a ceder la presidencia del Parlament a Junts, cuando podrían ostentarla ellos. Este gesto, que entonces parecía una muestra de lealtad o estrategia compartida, hoy simboliza la distancia creciente entre las dos fuerzas independentistas.

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