Adolfo Blanco (62 años, Aranda de Duero, Burgos), fundador y presidente de A Contracorriente Films, trata sus películas como los editores miman sus libros. Su experiencia en editoriales le llevó hasta el cine, lo que más ama. El dueño de los cines Verdi, que ahora cumplen cien años en Barcelona, explica cómo, en pleno auge de la inteligencia artificial, en sus salas se consumen las hojas de película. “La gente llega y coge de lo que ha visto y de todas. Vuelan”, explica. En Madrid, los Verdi “mantienen el pulso y, sin grandes crecimientos, van ganando un público joven del que históricamente andaban escasos”.
Pregunta. En la calle de Verdi, el mundo es al revés: el cine se ha comido al supermercado. Los Verdi crecen en Barcelona con dos nuevas salas que estarán listas el próximo otoño y ocuparán el local contiguo, que ya era suyo. ¿Cómo lo han logrado?
Respuesta. Cuando compramos el Verdi, el supermercado era un pequeño seguro de ingresos todos los meses. Así hemos estado años. Y lo que es obvio es que al cine le faltan salas. Es un cine con una parroquia tan militante, cinéfila y generosa, creo que se ha hecho un buen trabajo.
P. ¿Esperaba poder decir esa frase? “Al cine le faltan salas”.
R. Cuando nosotros entramos en el cine, estaba en la UCI, y pensamos que era una buenísima sinergia con nuestra actividad de producción, distribución y gestión de contenidos, pero pensar que eso pudiese ser un negocio... No sabíamos si el enfermo iba a poder volver a correr. Yo soy del Atlético y muy cholista, partido a partido.
P. ¿A cuánta gente han hecho feliz?
R. Muchísimos millones. Es un regalo correspondido, ha hecho cinéfila a muchísima gente. Es un espacio, es un barrio, que reúne todo lo bonito que puede tener la vida cuando quieres disfrutar de un momento de inspiración cultural. El trabajo de Enric Pérez [fundador del Verdi en la era moderna] fue espectacular, reconvertir unos cines de reestreno chungos. Eran el décimo cine de Gràcia en esa época, cuando las carteleras del diario ocupaban varias páginas. A lo largo de los cien años, el Verdi ha estado a punto de cerrar en varias ocasiones. En 1981, Enric tuvo esa idea de convertir el cine en competitivo con una programación de películas de festival, películas que nadie se atrevía a programar por radicales.
P. Cuando ve el cine Comedia de Barcelona convertirse en el museo Thyssen, ¿qué se le revuelve?
R. Es una absoluta desgracia. De niño, en un kilómetro a la redonda, tenía 14 cines. Lamentablemente, hay grandes ciudades ahora mismo que no tienen un espacio de cine. Uno de nuestros proyectos que más nos gusta es precisamente reabrir salas en todo tipo de espacios a un coste razonable.
P. El tono de la programación es algo más comercial. ¿Es la fórmula para resistir?
R. Desde nuestro nacimiento en 2009 nos llamamos A Contracorriente. En ese momento, montar una empresa era de locos por la situación económica. Pero como no sabíamos hacer nada mejor, porque somos un conjunto de socios que amamos el cine y que en el fondo era una desgracia profesional y personal si teníamos que dedicarnos a otra cosa, eso nos tiró para adelante. Pero, además, parte de la diferenciación era nuestra creencia en el cine de autor, pero también en el comercial. Entendimos el popular art house y tuvimos la suerte de encontrar una película muy pronto, en el segundo año de vida, Intocable, que va más allá de las élites y llega al espectador normal que le lleva a amar el cine. La más comercial de las películas, si tiene una visión y un estilo, es de autor. ¿Alguien puede negar que Spielberg o Bayona son autores? Ahora, una película que programa el Verdi de entrada es aceptada como “de autor”, tal es el valor prescriptor de nuestro cine.
P. ¿Las series alimentan también el gusanillo?
R. O son películas grandes o son cortometrajes debidamente empaquetados. Ayer veía Bellas Artes y cada historia podría ser un corto. Y luego están las series que son una película larguísima debidamente cuarteada. En cualquier caso es cine y eso es bueno.
P. ¿Qué les dice a los que piensan que el cine es un producto caro?
R. No creo que nadie se crea eso. Por nueve euros, dos horas y media de placer… te vas a un bar y te van a cobrar eso por un gin tonic y te lo vas a cepillar en 20 minutos. Y tendrás que pedir otro. Aunque es verdad que la gente se ha vuelto más perezosa y el cine ha sufrido la competencia de otras formas de ocio. No es tanto por un tema de presupuesto como una pérdida gusanillo. Para enamorarte del cine tienes que ver más buenas películas. Ahora mismo, lo que se programa en las televisiones lineales es menos interesante, sinceramente no llena. Gusta a muchísima gente, pero no es buen cine. Y luego, los algoritmos son muy perros porque te llevan a lo más comercial, a lo que ve la mayoría. Estamos en la esclavitud de la mayoría y a veces no le gusta lo mejor. El Verdi hace más cinéfilos porque estadísticamente vas a ver buenas películas. El distribuidor de cine es el equivalente al editor de libros. Identificamos películas que creemos que van a gustar, las adaptamos a nuestro territorio, hacemos un doblaje perfecto, incluso a veces les cambiamos el título, pensamos en el lanzamiento… hacemos un trabajo editorial concienzudo. No quiero películas en las que se ve la hierba crecer, aunque ganen el Oso de Oro, que se las estrene otro, no me interesa una película en la que la gente se aburre.
Adolfo Blanco, fundador de la productora y distribuidora de cine A Contracorriente Films.Albert GarciaP. Paramount declara la guerra a Netflix: hace una oferta hostil por Warner Bros.
R. Es preocupante. No es bueno que Warner desaparezca. Netflix no se ha mostrado particularmente amistoso con el modelo de las salas de cine. Pero tampoco me quedo más tranquilo si acaba en Paramount porque entonces igual sí que se anula al competidor.
P. ¿Qué opina de quien carga contra la cultura por ser subvencionada?
R. Eso ocurre en España. Vas a otros países igualmente subvencionados y no hay ese cuestionamiento. Muchas veces, la gente que se queja es quien ha sentido desde la cultura una agresión a su forma de pensar. La intolerancia trabaja en los dos caminos. No es bueno. Con los museos no se meten, es con los del cine. Es difícil que alguien que vaya al Verdi y ame el cine, pueda tener ese discurso. Normalmente, es gente muy inculta quien usa ese tipo de argumentos, la cultura hay que subvencionarla, porque si no sería un desastre, viviríamos solo del algoritmo.
P. ¿Qué recomienda antes de que acabe el año?
R. Flores para Antonio y Homo Argentum.

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