El RCD Mallorca y Dani Rodríguez han puesto punto final a una relación que comenzó en el verano de 2018 y que deja una huella profunda en la historia reciente del club. Siete temporadas y media después, el centrocampista gallego se despide como uno de los futbolistas más influyentes del último ciclo bermellón. Su salida, anunciada oficialmente por la entidad tras la rescisión contractual firmada por la mañana, responde al deseo del jugador de volver a sentirse futbolista después de cuatro meses sin minutos a las órdenes de Jagoba Arrasate.
A pesar de los malos momentos vividos, los datos avalan su importancia. Dani Rodríguez ha disputado 282 partidos oficiales con la camiseta del Mallorca, repartidos entre LaLiga, Segunda División, Copa del Rey y Supercopa de España. En ese recorrido firmó 32 goles y 39 asistencias, cifras que le sitúan como el séptimo jugador con más encuentros en la historia del club y como el máximo asistente del Mallorca. Un rendimiento constante que le convirtió desde su primera temporada en una pieza clave del equipo.
Momentos que ya son historia
Su nombre aparece ligado a algunos de los episodios más memorables del mallorquinismo reciente. De hecho, fue decisivo en el ascenso a Primera División de 2019 con un gol clave en la ida de las semifinales del play-off ante el Albacete. También marcó el primer tanto del curso 2019/20 y brilló especialmente en la temporada 2020/21, la más goleadora de su carrera, que culminó con un nuevo ascenso a la élite. A todo ello se suma su gol en la final de la Copa del Rey de 2024, un recuerdo imborrable para la afición.
Más allá de los números, Dani Rodríguez ejerció como uno de los capitanes del equipo y fue parte fundamental en la estabilidad del club, que encadenó cinco temporadas consecutivas en Primera División. Su liderazgo dentro y fuera del campo le granjeó el respeto del vestuario y el cariño de la grada, un vínculo que él mismo ha destacado en sus palabras de despedida. El jugador ha dedicado varios post en su cuenta de Instagram para despedirse de RCD Mallorca.
Un adiós con agradecimiento… y dolor
El jugador ha querido agradecer públicamente al club y a la afición el cariño recibido durante estos años. Sin embargo, su despedida también deja entrever una herida abierta. En el mensaje publicado en Instagram, Dani Rodríguez reconoce que "en esta última situación, he pagado un precio demasiado alto", en referencia a la sanción de diez días de empleo y sueldo y a la retirada de la capitanía tras criticar públicamente a Arrasate por no haber contado con él en el partido ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
Pese a todo, el gallego se marcha sin rencor y con la conciencia tranquila, convencido de haberlo dado todo por el escudo. Se despide como un mallorquinista más, orgulloso de lo vivido y dejando la puerta abierta a un posible regreso en el futuro, quizá desde el banquillo. El Mallorca, por su parte, le ha agradecido oficialmente su desempeño y le ha deseado la mejor de las suertes en la próxima etapa de su carrera.
Su carta de despedida
Buenas tardes a todos. Todo tiene un principio y un final, y hoy me toca afrontar uno de los momentos más difíciles de mi carrera: decir adiós. La etapa más bonita y más exitosa de mi vida profesional llega a su fin, y estos días, dándole vueltas a qué decir, solo había una palabra que se repetía en mi cabeza: GRACIAS.
Pero un "gracias" en mayúsculas, porque dentro de ese "gracias" caben muchas personas y muchos momentos. Quiero dar las gracias a la vida por haberme cruzado con el Mallorca en mi camino, no solo profesional, sino también personal.
Mi familia y yo nos enamoramos de la isla y de su gente: del mallorquín y la mallorquina, de sus costumbres, de su humor, de esa amistad que al principio cuesta, pero que cuando llega es para siempre.
Lo que hace especial a esta isla no son solo sus playas, la Serra de Tramuntana o los lugares de postal. Lo que de verdad nos hizo sentir en casa fue la gente. Nos habéis conquistado el corazón.
Hoy tenemos una niña mallorquina, pero en realidad somos cinco mallorquines de adopción… y lo que es mejor: cinco mallorquinistas para toda la vida. Me voy muy orgulloso de todo lo que he podido conseguir con este club: Dos ascensos. 282 partidos oficiales con esta camiseta.
Participar, más o menos, en un gol cada cuatro partidos entre goles y asistencias. Convertirme en el máximo asistente de la historia del Mallorca. Jugar una Supercopa de España. Jugar una final de Copa del Rey. Y poder cumplir el sueño de marcar en una final de Copa. Todo eso se queda conmigo, con mi mujer y con mis hijos para siempre. Es algo que nadie nos podrá quitar.
Quiero dar las gracias a todos los empleados del club: los que no salen en las fotos, pero sin los que nada funciona. Utilleros, fisios, médicos, gente de oficinas, de mantenimiento… gracias por vuestro trabajo, por vuestro cariño del día a día. Gracias también a todos mis compañeros, a todos los que han pasado por el vestuario en estos siete años y medio.
Ojalá guardéis un buen recuerdo de mí. He intentado ser un buen profesional, un buen compañero y, cuando me tocó, un buen capitán. Si en algo pude ayudaros, si en algo pude ser ejemplo, me doy por satisfecho. Gracias a todos los cuerpos técnicos con los que he coincidido estos años. He aprendido muchísimo de cada uno: de fútbol y también de vida.
Y aprovecho también para pedir disculpas si en algún momento he fallado, si he sido demasiado intenso, si me he equivocado en las formas. Soy una persona imperfecta, como cualquiera. Pero sí creo honestamente que, en estos siete años y medio, las veces que me he podido equivocar ha sido defendiendo al club y al grupo. Y también siento que, en esta última situación, he pagado un precio demasiado alto… pero lo acepto, lo respeto y sigo adelante sin rencor, con la conciencia tranquila de haber dado siempre todo por este escudo.
A la afición, solo puedo decirle gracias. Gracias por cada aplauso, por cada bronca cuando hacía falta, por cada vez que empujasteis al equipo cuando las piernas ya no tiraban. Ha sido un orgullo dejarme el alma por vosotros. No es fácil despedirse del lugar en el que has sido tan feliz, pero me voy con la cabeza alta y el corazón lleno. El día que vuelva a sentarme en la grada, lo haré como lo que ya soy: un mallorquinista más.
Y ojalá, en un futuro, la vida nos vuelva a cruzar. Me gustaría que este no fuera un adiós definitivo, sino un hasta luego. Ojalá algún día pueda volver aquí para defender este escudo desde el banquillo, como entrenador. Muchas gracias por estos siete años y medio. Gracias, de corazón, por hacerme sentir en casa. Ens veurem prest. Visca el Mallorca. [Nos veremos pronto. Que viva el Mallorca].

Hace 2 horas
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