El ultimátum es de quita y pon. Xabi Alonso, el entrenador del Real Madrid, ha salvado dos: uno perdiendo y jugando más o menos bien frente al City en el Bernabéu y otro venciendo sin fútbol ante el Alavés. A los de Guardiola les ganó la posesión y en cambio fue dominado en Mendizorroza. Los ultimátums dependen, siempre dependen.
Xabi es un técnico debilitado que llegó al ultimátum por los malos resultados. Pero el Madrid nunca ha juzgado por el juego. Siempre lo ha hecho por el marcador. Caer en el Bernabéu ante el Celta dolió. Y se le ultimó. Ganó en un partido mediocre frente al Alavés. Y todo se pospuso. Ahora debe jugar un encuentro de Copa menor contra el Talavera mañana miércoles y después medirse en el Bernabéu primero al Sevilla y luego al Betis en un doblete andaluz antes de la Supercopa. Ahí puede haber otro ultimátum.
La Supercopa en Arabia volverá a marcar el futuro de Xabi Alonso en un Madrid impaciente
La teoría de que el clásico Madrid-Barça marca al equipo que sale derrotado es frágil. Los blancos se pusieron a cinco puntos de los blaugrana en la Liga y hoy ya están a cuatro del FC Barcelona, el líder. Los de Flick han remontado nueve puntos desde la derrota en el partido del siglo de cada año. Xabi Alonso ha ido hacia abajo, como el Real, desde aquella victoria que pareció sanadora para el madridismo. Hay quien cree que los males blancos llegan cuando el club no da respuesta ni cobijo al técnico tras la espantada de Vinícius cuando fue sustituido y abandonó el terreno de juego para irse al vestuario. Ahora todos se abrazan. El fútbol es el juego con más teorías frágiles del mundo. Tanto, que ni llegan a ser teorías.
El Madrid no tiene fútbol. Pero nunca lo ha necesitado. Eso es para el Barça. Ahí radica una de las diferencias gordas. El Madrid es una vitrina y el Barça es una ópera. Xabi Alonso sabe que no necesita tanto que sus jugadores presionen al límite y combinen como que ganen. Por eso conoce que su próximo ultimátum será la Supercopa de Europa en Arabia ante Atlético de Madrid y Barça sino hay una debacle poco esperada en la Copa o frente a los dos equipos sevillanos en el Bernabéu.
Lo mejor de los ultimátums es posponerlos. El dream team de Cruyff es fruto de la defensa a ultranza que hizo de Johan el presidente Josep Lluís Núñez en una asamblea de febrero del 90, con socios pidiendo la dimisión inmediata del entrenador. Núñez aguantó y el equipo ganó la Copa al Madrid y, a partir de ahí, encadenó una de las mejores etapas de la historia blaugrana. Xabi Alonso es un entrenador debilitado, pero si el marcador aguanta y el Barça no se le cruza malamente en el camino, tiene pinta de seguir en el banquillo blanco. Eso sí, frágil, como las teorías.

Hace 11 horas
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