La mala suerte de Julián, el jubilado que murió apuñalado cuando cambiaba el aceite de su tractor en Toledo

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El 1 de diciembre Julián había terminado de coger la cosecha de la aceituna. Compró una garrafa en la cooperativa para cambiarle el aceite al tractor, pero no llenó el depósito y tuvo que ir a por otra. Entre medias, se tomó un café con sus amigos en el hostal café San Roque, en Villanueva de Alcardete (Toledo, 2.910 habitantes). Julián Perea, de 67 años, había vivido gran parte de su vida en Motril (Granada), pero le gustaba regresar al pueblo, ahora que estaba jubilado. Allí pasaba temporadas y en esta vez había aprovechado para trabajar en la tierra. Era un día completamente normal. La mala suerte hizo que aquel lunes a mediodía perdiera la vida apuñalado en la nave en la que guardaba el tractor y los aperos agrícolas. Allí lo encontraron muerto, el dueño de la nave y unos familiares, junto a las dos garrafas y el embudo que había utilizado poco antes.

La Guardia Civil ha detenido por este crimen a A. 0., un mensajero de 25 años que aquel 1 de diciembre no tenía que entregar ningún envío en Villanueva de Alcardete. El Tribunal de Instancia número 1 de Quintanar de la Orden (Toledo) le ha imputado de manera provisional un delito de asesinato y ha decretado su ingreso en prisión provisional. A. O. se negó a prestar declaración ante los investigadores, pero sí que llegó a reconocer espontáneamente durante su arresto que sabía por lo que le investigaban y dio unas nociones “muy generales” de donde podía estar el arma homicida, un cuchillo de grandes dimensiones, según indican fuentes conocedoras de la investigación. Ni víctima ni sospechoso se conocían. Tampoco hay información sobre el móvil del crimen. “Solo tuvo la mala suerte de coincidir con él aquel día”, añaden las fuentes.

Agentes de la Guardia Civil conducen a A.0, el mensajero arrestado por el crimen de Juilán Perea, tras su detención, este lunes.Guardia Civil

La muerte de Julián se ha resuelto en dos intensas semanas de pesquisas, a pesar de que el desconcierto marcó los primeros días tras el crimen. Ni familiares ni allegados dijeron que pudiera tener algún enemigo o enfrentamiento con otra persona. Era un “hombre bueno”, conocido y apreciado en el pueblo. No había motivos para hacerle daño. Tras descartar que alguien conocido le hubiera atacado, los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil de Toledo comenzaron a contemplar la hipótesis de que víctima y agresor no se conocieran. Ya habían estado buscando el arma homicida en los alrededores sin éxito y realizado la parte técnica de la investigación, como la inspección ocular de lugar del crimen o la recogida de muestras, o la petición de imágenes de cámaras por la zona. Entonces examinaron al detalle todas esas grabaciones, en busca de cualquier persona o coche que pudiera haberse acercado hasta el lugar del crimen. Consiguieron información que les llevó hasta una agencia de transportes que había alquilado una furgoneta que les dio una serie de evidencias muy importantes en el caso y también les llevó hasta A. O., el mensajero que la conducía el día del crimen.

El comportamiento “raro” y “deambulante” del arrestado

A. O. había sido condenado por un apuñalamiento en 2023 y recientemente había salido de prisión tras cumplir parte de la pena. Llevaba poco tiempo trabajando de repartidor y el día del crimen tuvo un comportamiento extraño. “Le ven raro, algo en la mirada, como que iba deambulando”, explican las mismas fuentes. No distribuyó los paquetes que le correspondían y algunos los entregó cambiados. Por la noche, llevó el furgón hasta Noblejas, la sede de la empresa en la que trabajaba, a unos 50 kilómetros de Villanueva de Alcardete, y desapareció. Su familia, alarmada por no tener noticias suyas, denunció su ausencia a la Guardia Civil.

Con un primer sospechoso, fueron a examinar el vehículo. Un perro de agua de pelaje canela se queda quieto frente al salpicadero de una furgoneta Mercedes. “Ahí está marcando también”, se escucha en una grabación distribuida por la Guardia Civil esta semana en la que se informó de la detención del principal implicado en el crimen. “Bravísimo”, celebra un agente que guía al perro especializado en detección de restos biológicos humanos y le da una recompensa por su trabajo. Acaba de marcar uno de los posibles restos de sangre que encontraron en la furgoneta que conducía A. O., a pesar de que parecía que la habían limpiado posteriormente. Además del salpicadero, se encontraron otros restos, que se están analizando, en el volante y en un hueco para las llaves. Tomaron numerosas muestras y también encontraron, junto a un asiento, una funda de plástico de un cuchillo. Esta funda ya les dio una confirmación con un alto porcentaje de probabilidad de que el mensajero era el supuesto autor del crimen. El tamaño, similar al de la hoja del cuchillo, coincidía con el de las lesiones que recoge la autopsia, por lo que los agentes podían inferir que pudo comprarlo para el crimen.

🚔 Detenido el presunto autor del asesinato de un hombre ocurrido el 2 de diciembre en Villanueva de Alcardete #Toledo.

▶️ Se trata de un joven de 25 años, sin vínculo con la víctima y con antecedentes por agresión con arma blanca.

▶️ La #GuardiaCivil halló el arma… pic.twitter.com/CPiPs7jpth

— Guardia Civil (@guardiacivil) December 16, 2025

Todos los indicios apuntaban al mensajero, que parecía haber regresado ya con la familia. El lunes le citaron en dependencias de la Guardia Civil para comprobar, como en otros casos de desapariciones, que efectivamente se encontraba en buen estado. Allí también acudieron los agentes que investigaban la muerte de Julián, que le comunicaron que estaba detenido. En aquel momento, A. O., comentó a los agentes, de forma un tanto desordenada, algunos detalles sobre los hechos. Su mirada y un comportamiento poco coherente, según las fuentes consultadas, denotaba que “algo le pasaba”. El principal sospechoso no tiene ningún tipo de enfermedad diagnosticada, aunque ahora serán los psiquiatras o médicos forenses quienes evalúen su estado. En cierto modo, el caso recuerda al ocurrido en Mocejón (Toledo) hace poco más de un año, en el que el joven de 20 años por el crimen de Mateo, un niño de 11 años que jugaba tranquilamente al fútbol, llegó a decir: “Ha sido mi otro yo”.

Los agentes encontraron el arma, un cuchillo de grandes dimensiones, en Villamayor de Santiago (Cuenca), a 12 kilómetros del lugar del crimen.Guardia Civil

Los agentes encontraron el cuchillo en un montón de tierra tras rastrear todo un día con un detector de metales en diferentes zonas de un polígono de Villamayor de Santiago (Cuenca), a unos 12 kilómetros de Villanueva de Alcardete. También registraron tres viviendas en las provincias de Toledo y Cuenca, vinculadas con familiares del principal sospechoso. La investigación sigue viva, porque todavía quedan resultados de los estudios biológicos e informes técnicos.

Los familiares de Julián recibieron con cierto alivio y gratitud las explicaciones de lo ocurrido. El Consistorio, que decretó un luto de dos días por la muerte, agradeció el trabajo de los investigadores y la tranquilidad que ha llevado a sus vecinos. “Cerramos un episodio muy doloroso para nuestro municipio. No desearíamos que se repitiera jamás”, recogía el municipio un comunicado.

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