La liposucción y el artículo 27

Hace 11 horas 1

Muchos de quienes compran un paquete de cuatro días de “vacaciones sanitarias” en Turquía para volver a casa con pelo donde antes había una calva, labios más finos o más gruesos, pechos y glúteos más hermosos, engatusados por el competitivo precio de la operación y sin preocuparse de qué medico va a hacerla, en qué clínica y en qué condiciones, no saben mucho de la política del país y tampoco del fútbol. Y así pasan las cosas que pasan.

El presidente Erdogan es acusado de un autoritarismo creciente, de silenciar y encarcelar a la oposición, e influir sobre el poder judicial, sin hacer nada por combatir una corrupción rampante (los sobornos están a la orden del día en la industria de defensa y la construcción, habiendo sido detenidos más de quinientos funcionarios en los últimos meses). Pero si para ponerse cabello o más pecho uno tuviera que ir a una democracia ejemplar, lo más probable es que se quedara en casa.

Un millar de jugadores y 150 árbitros están involucrados en un escándalo de apuestas ilegales a escala masiva

En Turquía la corrupción no está sólo en la política sino también en el fútbol, las dos caras de la misma moneda. Varios títulos de liga llevan un asterisco por las dudas sobre su legitimidad (en especial el del 2011), pero últimamente las cosas se han desmadrado en un caso de apuestas ilegales que implica a más de un millar de jugadores (algunos de ellos internacionales), directivos y 149 árbitros. Si uno no se puede fiar ni de quienes pegan patadas al balón ni de los que deciden los penaltis y las tarjetas rojas, ya sea sobre el césped o en la cabina del VAR, apaga y vámonos...

La investigación, que por el momento se ha traducido en 46 detenciones, ha demostrado que nada menos que 371 de los 571 árbitros de las principales categorías, incluida la Super Liga, tenían cuentas para hacer apuestas online, y las utilizaban para los partidos que ellos arbitraban.

El fútbol turco es una especie de Salvaje Oeste, en el que el artículo 27 de la FIFA (que castiga este tipo de apuestas con multas de hasta cien mil francos y suizos y suspensiones de hasta tres años) es ignorado olímpicamente. Y las consecuencias pueden ser terribles como cuando en el 2015 alguien disparó al autobús en el que viajaba el Fenerbahçe y estuvo a punto de matar a su entrenador y que se despeñara por un acantilado, o cuando hace un par de años el presidente del Ankaragücü saltó al campo y le pegó un puñetazo en plena cara al árbitro, haciendo que su equipo tuviera que jugar los siguientes cinco partidos a puerta cerrada. Que tampoco es un gran castigo para semejante ofensa.

Los escándalos de compra de partidos y apuestas no son exclusivos de Turquía (Italia ha tenido los suyos, China ha suspendido de por vida a 38 jugadores, y la fiscalía de Bochum, en Alemania, reveló en el 2009 una trama internacional de sobornos que involucraba a nueve países y unos doscientos jugadores), pero a orillas del Bósforo es cosa seria, y no se salva ni el apuntador. Las quejas y suspicacias sobre los arbitrajes son constantes, pero no van desencaminadas. Los jugadores del Istanbulspor, a instancias de su presidente, abandonaron el terreno de juego en diciembre del 2023 en protesta por una decisión polémica, pero la pérdida del encuentro y la deducción de puntos no le hicieron daño porque su descenso de categoría ya estaba consumado.

El año pasado dieron la vuelta al mundo las imágenes de la batalla campal entre hinchas del Trabzonspor y futbolistas del Fenerbahçe, a patada y puñetazo limpio, porque supuestamente el equipo visitante había sido favorecido. Tal vez deberían ver el video quienes van a Turquía a hacerse la cirugía estética, las cosas salen mal y regresan a casa con una infección de caballo. Aunque la mayoría de médicos son honestos, como la mayoría de árbitros y políticos. ¿O acaso alguien lo duda?

Historia y política

Las sombras de Ataturk y Erdogan sobre el fútbol en Turquía

El Galatasaray ha ganado los tres últimos campeonatos turcos, y los hinchas de su eterno rival, el Fenerbahçe, creen que se los han robado (hasta el punto de que el expresidente del club, el empresario Ali Koc, amenazó con retirar al equipo de la Super Liga). El Fenerbahçe está vinculado a Ataturk, porque sus jugadores proporcionaron armas a los resistentes de Anatolia en la guerra de independencia, y el club apoya los valores seculares, nacionalistas, socialdemócratas y de modernidad del padre de la patria turca. También a Erdogan, de joven un futbolista semiprofesional al que intentó fichar sin éxito.

Leer el artículo completo