Las fiestas están al caer y El Hormiguero de Antena 3 se despide esta noche de la parrilla televisiva hasta el año que viene. ¿El invitado de excepción para la clausura? Karlos Arguiñano, un rostro más que habitual de la cadena que regresa al programa de Pablo Motos para cerrar 2025 a partir de las 21:45 horas, en una charla que combinará balance del año, recetas navideñas y conversación distendida.
La presencia del chef vasco como último invitado del año no es casual. Tras más de tres décadas ligado a la pequeña pantalla, su figura sigue asociada a la cocina cotidiana y a un formato que ha resistido cambios de cadenas y de hábitos de consumo. Sin embargo, más allá del personaje televisivo, su trayectoria personal incluye episodios complejos y decisiones empresariales que marcaron su futuro.
Antes del éxito mediático
El endeudamiento de los años ochenta y el rescate inesperado de la televisión pública
Antes de convertirse en uno de los comunicadores más reconocibles del país, el cocinero atravesó un serio bache económico. A comienzos de los años ochenta, él y su mujer pidieron un crédito de 250 millones de pesetas para sacar adelante su hotel-restaurante en Zarautz. El negocio no funcionó como esperaban y las deudas se acumularon hasta dejarle al borde del cierre.

El propio Arguiñano ha reconocido que llegó a deber unos 180.000 euros a proveedores básicos, como un pescadero que le suministraba género. Aquella situación coincidió con uno de los momentos más delicados de su vida personal, marcado también por la pérdida de dos hijos recién nacidos, un golpe que se sumó a la presión económica del proyecto.
El giro llegó en 1991, cuando TVE le propuso ponerse al frente de un programa diario de cocina tras la salida de Elena Santonja. El salto a la televisión nacional permitió sanear las cuentas y relanzar el restaurante, además de abrir una nueva etapa profesional que más tarde continuaría en otras cadenas. La pequeña pantalla se convirtió así en una tabla de salvación y en el eje de su proyección pública.
“Disfruto de las cosas sencillas”
Catorce nietos, negocios diversificados y una agenda familiar que no se detiene
Tres décadas después, el escenario es muy distinto. Casado desde 1971 con María Luisa Ameztoy, es padre de siete hijos –seis biológicos y una hija adoptiva argentina– y abuelo de 14 nietos. En una entrevista reciente con La Vanguardia reconocía entre risas: “Una vez, en una entrevista en televisión, me pasó que no me acordaba de todos sus nombres. Luego aprendí una técnica para recordarlos. Eso sí, los domingos comemos juntos. En nuestra casa siempre es Navidad”.

La familia también está presente en su actividad profesional. Varios de sus hijos trabajan en el restaurante de Zarautz, en el programa de televisión o en la bodega de txakoli K5, dirigida por Amaia Arguiñano. A estos proyectos se suman la escuela de hostelería, la editorial de libros de cocina y participaciones en ámbitos como la pelota vasca o el patrocinio deportivo, con una facturación anual que ronda los dos millones de euros.
Lejos de reducir el ritmo, el chef sigue al frente de Cocina abierta en Antena 3 y acaba de presentar Cocina para todos, un nuevo libro. “He hecho más cosas de las que jamás habría imaginado y ahora disfruto de las cosas sencillas”, resumía recientemente. Frase que encaja con el momento actual de quien esta noche pone el broche final al año televisivo.

Hace 5 horas
1




English (US) ·