Al Caballo de Troya de Putin en la Unión Europea lo han desjarretado. Viktor Orban, presidente de Hungría y jefe político de esos patriotas entre los que figura Vox, ha perdido su voto de bloqueo: la capacidad de sacar provecho, condicionando o impidiendo que la Comisión Europea mantuviese el embargo de los fondos del Banco Central Ruso (BCR) depositados en Euroclear.
Una mayoría de 25 Estados miembro acordaron el pasado día 12 la inmovilización de manera indefinida de 229.000 M€ (al primer semestre de 2025 se contabilizaban 194.000 en depósitos y 35.000 en intereses y otros conceptos), lo que permitirá destinarlos a financiar la reconstrucción de Ucrania e impedir su devolución a Moscú, en caso de que Trump levante las sanciones. La decisión se aprobó por primera vez el 26 de febrero de 2022, a los dos días de la invasión rusa. Los depósitos del BCR en Euroclear (una de las principales infraestructuras financieras del mundo, que custodia 40 billones de euros) equivalen al 11% del PIB de Rusia.
El paso dado, además de sus efectos económicos, es de una gran importancia política. En tanto que indicador de la solidez de un bloque europeo cada vez más unido y determinado a hacer frente a Moscú y Washington. Los USA ambicionan la mitad de los depósitos del BCR: "Se invertirán 100.000 M$ de los activos rusos congelados en iniciativas lideradas por Estados Unidos para reconstruir e invertir en Ucrania. EE.UU. recibirá el 50% de los beneficios de esta iniciativa", se indica en el punto 14 del plan para rendir Ucrania negociado entre los enviados de Putin y Trump.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, afirmó que los 25 se han comprometido a mantener la medida hasta que Rusia acabe su guerra de agresión y compense por los daños causados. "Hoy cumplimos ese compromiso. Próximo paso: asegurar las necesidades financieras de Ucrania para 2026-2027". Hungría y Eslovaquia votaron en contra. Esta es la capacidad real de influencia de Putin, de Trump y de su corte de elones una vez que en la Unión Europea se asume que el objetivo de los dos autócratas es enfrentar a sus miembros, debilitarla y provocar su desaparición.
Alemania, Gran Bretaña, Polonia, Francia, las naciones europeas que fueron protagonistas de dos guerras mundiales, no han olvidado que intentar frenar con concesiones a un dictador, se llame este Hitler o Putin, provoca el efecto contrario: les envalentona. En septiembre de 1938, el primer ministro británico Neville Chamberlain y el francés Édouard Daladier firmaron el Acuerdo de Múnich por el que ambas naciones aceptaban la anexión de los Sudetes (Checoslovaquia) por la Alemania nazi. Un año después Hitler invadía Polonia.
Trump sueña con tener como socio a un miembro del KGB para el que la disolución de la URSS significó la desaparición de la Rusia histórica. Quiere hacer negocios con él. "El resto de los fondos rusos congelados (100.000 M$) se invertirán en un vehículo de inversión estadounidense-ruso independiente que llevará a cabo proyectos conjuntos en áreas específicas" (punto 14). Y le concede derecho de conquista. "Crimea, Lugansk y Donetsk serán reconocidas como rusas de facto, incluso por los Estados Unidos. Jersón y Zaporiyia quedarán congeladas a lo largo de la línea de contacto, lo que supondrá un reconocimiento de facto" (punto 21); "La Federación de Rusia y Ucrania se comprometen a no modificar dichos acuerdos (territoriales) por la fuerza. No se aplicará ninguna garantía de seguridad en caso de incumplimiento de este compromiso" (punto 22).
Sin garantías de seguridad ante una nueva agresión rusa y con un ejército incapaz de defender a su país: "El tamaño de las fuerzas armadas ucranianas se limitará a 600.000 personas". La guerra no comenzó porque la UE y la OTAN tuvieran una actitud agresiva. Comenzó porque un país invadió a otro. El Kremlin calculó que un Occidente vacilante, dividido y temeroso ante un escalada bélica, forzaría la capitulación de Ucrania. Putin no puede ser recompensado por ello. Es la antesala de otro conflicto, más decisivo y Europa será el escenario.
"Estados Unidos era como un hermano mayor en el que siempre se podía confiar, pero nos hemos vuelto un poco menos fiables". Jamie Dimon es el presidente y CEO de JP Morgan. Para muchos el banquero más influyente del planeta. El pasado 6 de diciembre participó en el Foro Nacional de Defensa Reagan (1:58:30), que organiza The Ronald Reagan Presidential Library.
Sorprende la claridad de su análisis: "La política es algo muy difícil; por eso la fragmentación de Europa es exactamente lo que algunos de nuestros adversarios desean. Quieren volver a un mundo similar al de antes de la Primera Guerra Mundial: cada uno actuaría solo en función de sus propios intereses". Fragmentar la UE. Un objetivo de la Estrategia de Seguridad Nacional-USA. "Permitir que Europa funcione como un grupo de naciones soberanas alineadas… Cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas". Este es el sentido del respaldo de la Administración Trump a algunos partidos políticos (Vox, AfD); al ultraderechista rumano Calin Georgescu; a los gobiernos de Hungría, Eslovaquia y Chequia. "Una Europa débil es perjudicial tanto para nosotros como para el mundo civilizado; es perjudicial para el mundo libre y democrático", alerta el presidente de JP Morgan.
La Fundación Ronald Reagan publicó hace unos días su Encuesta de defensa nacional. Una gran mayoría (62%) de americanos quiere que Ucrania prevalezca en su guerra contra Rusia, y el 64% apoya el envío de armas, nueve puntos más que el año pasado. "Si la historia nos enseña algo, es que el apaciguamiento ingenuo o las ilusiones sobre nuestros adversarios son una locura. Significan traicionar nuestro pasado, desperdiciar nuestra libertad". (R. Reagan, marzo 1983). El presidente Trump traiciona el legado de aquellos que acabaron con un imperio del mal.

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