El Banco Central de Argentina anuncia que ahora actualizará el sistema de bandas cambiarias por inflación
Banco Central de Argentina, en Buenos Aires, Ael 10 de diciembre.Sarah Pabst (Bloomberg)
La cotización del peso respecto al dólar es un tema sensible en Argentina. Con la misma cotidianeidad con la que se consulta el pronóstico meteorológico en muchos países, los argentinos miran el valor de su moneda en el mercado cambiario y los sucesivos Gobiernos han hecho lo posible para mantener un equilibrio que evite devaluaciones bruscas que disparen los precios y apreciaciones excesivas que resten competitividad a sus exportaciones. El Gobierno de Javier Milei levantó en abril las restricciones cambiarias que regían desde 2019 para las personas e impuso un sistema de bandas de flotación cuyos límites superior e inferior se actualizaban un 1% mensual, menos de la mitad que la inflación. Ocho meses después, cede a la presión del mercado y cambia de nuevo la estrategia cambiaria. A partir de enero los topes de las bandas se actualizarán al mismo ritmo que el índice de precios al consumidor (IPC).
La resolución anunciada este lunes por el Banco Central sepulta un esquema que muchas voces consideraban insostenible. Como las franjas se actualizaban el 1% y la inflación era superior, el techo se volvía cada vez más bajo en términos reales. La situación se agravó en el último trimestre, cuando el IPC repuntó por encima del 2% intermensual.
Ahora, en cambio, la moneda nacional se podrá devaluar a un ritmo acorde a los precios. La nueva estrategia facilitará la acumulación de reservas internacionales que garanticen el pago de los vencimientos de deuda que tiene que afrontar Argentina el año que viene. En abril, uno de los requisitos impuestos por el Fondo Monetario Internacional a Milei para conceder un préstamo de 20.000 millones de dólares fue pactar un cronograma de acumulación de reservas. El Gobierno argentino cerrará 2025 sin haber cumplido ese compromiso y negocia un waiver (perdón) con el organismo para evitar una penalización. La modificación anunciada es una señal de buena voluntad para hacer la tarea pendiente de cara a 2026.
“Argentina decidió que no era prioritario acumular reservas y hoy estamos a 14.500 millones de dólares de la meta”, advirtió la semana pasada el analista financiero Christian Butler en X. Butler celebró este lunes la implementación de un programa de recompra de reservas, imprescindible para tener estabilidad macroeconómica y dar seguridad a los inversores internacionales. “Una vez más el gobierno debe ceder y acepta lo que el consenso del mercado reclamaba. Hay que comprar reservas”, subrayó Butler.
Las reservas internacionales brutas del Banco Central rondan los 42.000 millones de dólares. Según la metodología del FMI, las reservas netas son negativas en más de 15.000 millones de dólares al descontar los depósitos en divisas del sector privado, las operaciones de swap (intercambio de monedas) con China y Estados Unidos y los vencimientos de deuda con organismos internacionales, entre otros. Se trata de una cifra lejana a la pactada con el FMI para este 2025, que contemplaba reducir la cuenta en rojo hasta menos de 1.500 millones de dólares.
El 9 de enero, el Tesoro debe afrontar el pago de capital e intereses por 4.200 millones de dólares. Cuenta con unos 1.500 millones si se suma la reciente colocación de deuda en dólares en el mercado argentino y el stock del Tesoro en cuentas del Banco Central. Para completar el pago, el Gobierno puede recurrir al swap acordado con Estados Unidos por 20.000 millones de dólares, del que ya activó 2.500 millones en octubre, pero esa decisión ampliaría el balance negativo.
La falta de reservas internacionales es uno de los motivos que explican que el riesgo país de Argentina —que mide el diferencial entre el interés que paga un país por su deuda en comparación con el interés que paga la Reserva Federal estadounidense— se mantenga por encima de los 600 puntos básicos. Argentina necesita que descienda al menos hasta los 500 puntos para volver a tener acceso a los mercados internacionales.
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Sobre la firma

Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Antes trabajó en la sección Internacional de Público, fue enviada especial en Afganistán y Filipinas, y corresponsal de la Agencia Efe en Yakarta y Buenos Aires. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

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