El Madrid continúa en estado de depresión y la presión aumenta sobre la figura de Xabi Alonso. El Manchester City de Josep Guardiola supo pescar en río revuelto. Sin realizar tampoco un partido mayúsculo fue superior en el manejo del esférico y en las áreas y se impuso en el Bernabéu. Séptimo triunfo como entrenador del técnico de Santpedor en Chamartín, allá donde ganar le motiva el doble. El revés no supone un mazazo clasificatorio para el Madrid, pero sí otro tremendo golpe a su mermada confianza. De los últimos ocho partidos el equipo de Alonso solo ha ganado dos, a la par que cosechaba su segunda derrota consecutiva en casa, tras la sufrida el domingo frente al Celta. Rodrygo avanzó al Madrid pero O’Reilly y Håland, de penalti, le dieron la vuelta al marcador. El público madridista se impacientó y llegó a silbar a sus futbolistas en distintas fases. Florentino se lo miraba con mala cara desde el palco.
Con siete bajas, seis de ellas en defensa. Con la amenaza sobre la cabeza de Xabi Alonso. Con Mbappé, en el banquillo, por problemas en una rodilla, y que tampoco jugaría. El Madrid era un galimatías antes de entrar en el partido. Un rompecabezas para su entrenador, que dio la titularidad a Gonzalo, a Rodrygo y a Ceballos. Arda Güler regresaba a la suplencia. Quería el técnico tolosarra más dinamita y energía delante y más dinamismo en la medular. Delante, Guardiola apostó por la mayoría de sus mejores hombres. Para Pep, al que siempre le motiva el Bernabéu, la Premier quedaba aparcada y ponía todos sus sentidos en la Champions. Håland, Doku, Bernardo Silva, Foden, Cherki...Un estupendo ramillete.
Rodrygo puso el 1-0 pero O'Reilly y Håland le dieron la vuelta al marcador
Pero el técnico de Santpedor, siempre cartesiano, prefirió plantear una batalla de fondo. Por eso sus futbolistas salieron a tocar sin profundizar. La prioridad era evitar que el partido se transformara en una centrifugadora de esas que tanto gustan en Chamartín. La idea no era mala pero sus futbolistas la aplicaron con un exceso de lentitud y durante el tramo inicial el Madrid, sin grandes alardes, tuvo el entusiasmo suficiente como para tirar diversas contras con veneno. En la primera Nunes derribó a Vinícius. La jugada podía ser dentro o fuera del área y, en primera instancia, el colegiado decretó penalti. La revisión de la acción por el VAR advirtió que era fuera y se convirtió en falta. La mayoría de visitantes del Bernabéu dan gracias al videoarbitraje y se constató una vez más. Porque sin la tecnología se habría cometido otra injusticia.
El equipo blanco puso más corazón que fútbol y el público le silbó en distintas fases
Polémicas al margen el Madrid estaba encontrando a Rodrygo, que le puso un buen balón a Vinícius, que remató por encima del larguero.
Håland estaba siendo un espectador. Ni olía el balón y el Madrid y su público, necesitados de alegrías, se animaban. Y más lo harían cuando Rodrygo transformó en gol una transición veloz conducida por Bellingham. El chut cruzado superó a Donnarumma. El City había estado lento en el repliegue y O’Reilly contemplativo con Rodrygo, que acumulaba 32 partidos sin marcar, desde marzo.
La Copa de Europa acudía al rescate del Madrid pero quedaba mucho y el City le daría la vuelta al resultado antes del descanso. No tuvo que hacer demasiado el equipo inglés para ello. Empató de córner porque Gvardiol se elevó por encima de Bellingham y O’Reilly se resarció para aprovechar el rechace de Courtois.
La igualada dejó tocado a un Madrid alarmado y Rüdiger, zafio, agarró a Håland en el corazón del área. De nuevo el VAR intervino para advertir al árbitro de que revisara la jugada. Penalti y transformación por parte del noruego, que lo anotó y lo celebró con la misma impasibilidad. Aún pudo ser peor para el Madrid, con cara de púgil en la lona en este tramo. Solo se mantuvo en pie Courtois, con dos paradas en la misma jugada milagrosas, una a tiro de Håland y otra a remate de Cherki.
Con el resultado a favor el City añadió mordiente a su dominio. Porque, a pesar de que Bellingham malogró una buena ocasión, fue el equipo de Guardiola el que generó más fútbol. Courtois volvió a mantener con vida a sus compañeros al repeler un disparo de un Doku vertical y lúcido en el regate. A la desesperada Alonso recurrió a Güler, Brahim y Endrick. Para entonces ya se sabia que Mbappé no estaba para jugar ni un minuto. Al no sentenciar el City, que incluso retiró a Håland, el Madrid puso corazón para enviar balones al área. Vinícius, con el punto de mira de nuevo desviado, no dio con la portería y Endrick, que solo sumaba once minutos en la temporada, remató al larguero. Esa fue la opción más clara de empatar de los blancos que, sin fútbol en la medular y con ausencias, siguen sin levantar cabeza.

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