El BCE congela los tipos en el 2% y mejora las previsiones de crecimiento de la zona euro

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El Banco Central Europeo no sale del letargo. La entidad con sede en Fráncfort ha mantenido este jueves los tipos de interés intactos en el 2% por cuarta vez consecutiva, certificando así su comodidad con los niveles de inflación actuales, del 2,1% en la zona euro. El crecimiento también da buenas noticias: las previsiones actualizadas del Eurobanco apuntan a un mayor avance del PIB en los años venideros, de hasta cinco décimas más hasta 2027. No hay ni rastro de crisis a corto plazo, ni tampoco de un desvío significativo de los precios, aunque con el eje francoalemán todavía renqueante, tampoco puede calificarse de boyante la situación económica de los Veinte, que a partir de enero, cuando Bulgaria adopta el euro, pasarán a ser Veintiuno.

Como sucediera en septiembre, los economistas del BCE han vuelto a mejorar sus proyecciones de crecimiento económico. Esperan que el PIB de la zona euro repunte finalmente un 1,4% en 2025, frente al 1,2% anterior, y un 1,2% en 2026 (antes 1%). Para 2027 calculan un 1,4%, por encima del 1,3% precedente. Por último, introducen por primera vez una previsión para 2028, de una mejora del 1,4%.

El escenario de precios también sufre variaciones: la inflación media para este año sería del 2,1% (sin cambios frente a la proyección anterior), mientras que para 2026 se quedaría en el 1,9% (por encima del 1,7% previo), en 2027 se mantendría intacta en el 1,9%, y en 2028 ascendería hasta situarse en el 2%, justo en el objetivo del banco. Ello indica que el BCE estima que vienen tres años en que la inflación no va a dar sustos, y por tanto, con los precios bajo control a medio plazo, los tipos podrían vivir una larga etapa de estabilidad si nada se tuerce.

La nueva pausa en el último encuentro del año implica que el BCE cierra el año 2025 con cuatro recortes, el mismo número que en 2024. Si el curso anterior los tipos pasaron del 4% al 3%, este lo han hecho del 3% al 2%. Salvo que aparezca un cisne negro que empuje al continente a la recesión, no hay visos de que en 2026 se repita el guion: la mayoría de expertos dan por terminado el ciclo de rebajas de tipos, o como máximo añaden una más.

Ese escenario de retoques a la baja solo se daría si los precios de la energía continúan desmoronándose (las cotizaciones del petróleo y el gas natural pasan por horas bajas), y el euro sigue apreciándose frente al dólar, dos tendencias que de acentuarse podrían conceder al BCE cierto margen para efectuar un último recorte.

El consenso para dar ese paso parece lejano en el Consejo de Gobierno, donde halcones como la alemana Isabel Schnabel ya han alzado la voz dejando entrever que el próximo paso tal vez no sea un descenso, sino una subida. En su caja de herramientas argumental aparecen factores como la mayor fragmentación comercial, el aumento del gasto fiscal en países como Alemania, que ha lanzado un ambicioso plan de inversiones en infraestructuras y defensa, y el envejecimiento, que disminuye la población en edad de trabajar, presionando salarios y precios al alza.

El debate está servido, pero por ahora se imponen las tablas. Las predicciones, en cualquier caso, no tardan en ser despedazadas por la realidad. Hace solo tres meses el gobernador del Banco de Lituania, Gediminas Simkus, decía, en alusión a recortes de tipos inminentes, que no le sorprendería que Santa Claus viniera este año con tijeras. Finalmente, en su saco de regalos traerá una tienda de campaña. Puede que la siesta monetaria se prolongue.

[Noticia de última hora. Habrá actualización en breve]

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