El aviso de los pueblos de Garoña a Almaraz diez años después: "Los jóvenes se van porque no hay trabajo. Nos abandonaron"

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En el Valle de Tobalina (Burgos) no hay un vecino que recuerde el momento exacto en que comenz? el principio del fin de la central nuclear de Santa Mar?a de Garo?a. Sorprende porque durante d?cadas fue el coraz?n econ?mico de m?s de una treintena de pueblos y pedan?as de la zona. Una d?cada despu?s del cierre, los vecinos de Garo?a ya no salen en los medios. Ahora es el futuro de Almaraz el que copa titulares. Mientras el tr?mite para prorrogar la vida de la nuclear extreme?a sigue su curso, las localidades de los alrededores de Garo?a sangran todav?a por esa misma herida y libran una batalla contra el olvido, fuera de los focos.

?Garo?a fue una moneda de cambio para muchos, partidos pol?ticos y tambi?n para las empresas. Para m? ha sido mi vida?. El?as Fern?ndez sigue viviendo en Miranda de Ebro a sus 76 a?os. Lleg? desde Santander como un ingeniero reci?n graduado para trabajar en Nuclenor, la sociedad conjunta con la que Iberdrola y Endesa controlaban Garo?a al 50%. Lleg? a dirigir el ?rea de Relaciones Exteriores. ?Hablaba con pol?ticos y periodistas, para eso hac?a falta conocer bien la central y yo sab?a d?nde estaba cada enchufe?. Se jubil? en el 2015, en pleno cierre.

Una d?cada despu?s reconoce que es extra?o que, tras toda una vida, ahora ni siquiera pueda pisar la planta. Frente a la puerta, dos porter?as oxidadas sobreviven a las malas hierbas que cubren lo que alguna vez fue un campo de f?tbol. ?Los j?venes del pueblo ven?an aqu? a jugar. Todos los d?as entraban y sal?an entre seis y ocho autobuses llenos de trabajadores?. El cerrojazo no solo impact? en Valle de Tobalina, donde se ubica Garo?a, tambi?n golpe? a los grandes municipios de alrededor, donde viv?an muchos empleados de la central. ?Ten?amos nuestras propias barriadas porque era la forma de captar personal. Cuando cerr?, muchos volvieron a sus lugares de origen y eso provoc? un descenso de buenos sueldos y de ni?os en los colegios. Cuando un trabajador se marcha, se va tambi?n una familia?. Seg?n el INE, entre 2011 y 2024 la poblaci?n de Miranda de Ebrocay? en 2.000 personas.

Entrada principal de la central nuclear de Garo?a.

Entrada principal de la central nuclear de Garo?a.

Define la central nuclear como ?unalocomotora econ?mica?. Solo en Miranda, afirma, hab?a unas cuarenta empresas vinculadas a la central. Cada tres a?os, cuando Garo?a paraba varias semanas para la recarga de combustible, se llegaban a movilizar a 1.500 personas. ?Se llenaban todos los hoteles, algunos incluso ten?an que irse a dormir a Vitoria. La influencia era brutal?. Los empresarios llegaron a apodar el municipio como una milla de oro debido a los altos sueldos de los trabajadores de la central.

Hasta Medina de Pomar, otro de los municipios de mayor envergadura en la zona de influencia del reactor, lleg? tambi?n el impacto. All?, en el monasterio de Santa Clara, Nuclenor ayud? a instalar una lavander?a industrial para dar servicio a la central. Cuando estaba operativa, una procesi?n de cinco furgonetas a rebosar iban y volv?an todos los d?as al monasterio. Hasta este verano, aunque a mucho menor ritmo, las religiosas siguieron lavando los pa?os de Garo?a. ?Era el principal trabajo, sobre todo durante las recargas cuando lleg?bamos a lavar 1.000 toallas al d?a?, recuerda una de las hermanas.

Trinidad Trovador, vecina de Quintana Mart?n Gal?ndez.

Trinidad Trovador, vecina de Quintana Mart?n Gal?ndez.

Con el desmantelamiento, incluso las religiosas han tenido que buscar otro sustento. ?Las j?venes llevaban la mayor carga de la lavander?a, pero las mayores tambi?n ayudaban. Era bonito. Estamos muy agradecidas a la central. Como se suele decir, con la nuclear nos vino Dios a ver, porque solo en mantenimiento un monasterio genera muchos gastos?, asegura la abadesa. Las religiosas han logrado reinventarse. El horno y una hospeder?a son ahora su principal fuente de ingresos: ?Hay que sobrevivir. Somos 28 hermanas y hay que cubrir la manutenci?n y seguir pagando las cotizaciones a la Seguridad Social?.

El Ayuntamiento de Valle de Tobalina no ha logrado frenar la sangr?a de ingresos. De este consistorio dependen unos 850 vecinos que viven dispersos en m?s de 30 pedan?as. En las m?s peque?as apenas viven una o dos personas. ?Es una cat?strofe, el Ayuntamiento est? en la ruina?, denuncia Jes?s ?ngel L?pez, su actual alcalde. Achaca la quiebra t?cnica del consistorio a un cambio regulatorio. El Gobierno sac? una orden ministerial en 2023 que calific? las labores de desmantelamiento como obras de inter?s general, exentas del pago del ICIO, el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obra. ?Estamos recibiendo un trato desigual que los municipios afectados por el cierre de Zorita, por ejemplo?, denuncia el regidor, que cifra en unos 15 millones el impacto total de dicho tributo.

Lo cierto es que AMAC, la asociaci?n que agrupa a 60 municipios afectados por las centrales nucleares, logr? incorporar una enmienda a dicha orden ministerial. En la pr?ctica, ahora esos fondos seguir?n regando a los n?cleos, pero deber?n tener un car?cter finalista. Es decir, sus ayuntamientos tienen que destinarlos a proyectos que generen impacto en el territorio y sean sostenibles econ?micamente hablando. Seg?n L?pez, eso no resuelve los apuros econ?micos a corto plazo. Su prioridad es poder destinar el dinero a los servicios que demandan los vecinos. ?Alumbrado, mejorar las calles, subvencionar la luz... hay servicios que siempre hemos financiado y que ahora no podemos permitirnos?.

El actual alcalde de Valle de Tobalina, Jes?s ?ngel L?pez.

El actual alcalde de Valle de Tobalina, Jes?s ?ngel L?pez.

El Valle no termina de encajar su nueva realidad. Las vacas flacas hacen inasumible mantener un volumen de servicios acorde a sus a?os pr?speros, cuando los ingresos nucleares elevaron sus recursos econ?micos por encima de la realidad demogr?fica. A nivel pol?tico, explicar esto a los vecinos tiene un coste. Pero tambi?n aboca a estas peque?as pedan?as a una espiral complicada. Con menos servicios, la regi?n tendr? menos posibilidades de atraer nueva poblaci?n. Pero sin proyectos que generen empleo, como los que le exigen al consistorio, no habr? servicio subvencionado que impida que los j?venes se marchen.

El fantasma de los a?os dorados habita en muchos rincones de Quintana Mart?n Gal?ndez, uno de los pueblos del valle. ?Esto cada d?a va a menos?, se escucha en el centro m?dico. En la farmacia, Estrella recuerda cuando surt?an enormes pedidos para abastecer los servicios m?dicos de la central. ?Ahora pueden pasar horas sin que entre nadie?.

Pilar regenta el Casino, un hist?rico bar y asociaci?n al que est?n apuntados 300 vecinos. Tendr?a que haberse jubilado ya, pero los parroquianos la reclaman. Durante meses ha sido el ?nico bar abierto en el pueblo y ya se sabe que un municipio sin bar... ?La vaca se ha secado. Llevo aqu? 23 a?os, cuando empec? se llenaban todas las mesas de partidas de mus y tute, ahora apenas hay dos o tres?, confiesa.

El Casino, un emblem?tico bar de Quintana Mart?n Gal?ndez.

El Casino, un emblem?tico bar de Quintana Mart?n Gal?ndez.

El presidente de AMAC, Juan Pedro S?nchez, sostiene que los municipios donde se cierra una nuclear deben asumir que las cosas no vuelven nunca al mismo cauce. ?El empleo y el desarrollo que genera una central no es reemplazable. De Almaraz, por ejemplo, dependen miles de puestos... Los municipios tenemos que buscar alternativas, como los recursos naturales, pero tambi?n reivindicamos, y creo que con justicia, m?s ayuda para encarar la reconversi?n?, insiste.

Para S?nchez, esa ser?a ?la justa compensaci?n? por la aportaci?n que estos pueblos han hecho al pa?s. Para eso, enfatiza, hace falta el compromiso conjunto de todos los niveles de la Administraci?n, ?eso es lo m?s complicado?. ?Los planes de transici?n justa hacen cosas, pero son insuficientes, sobre todo en aquellas zonas donde todos viven de una central. No se puede esperar al cierre para empezar a proteger los territorios?.

El caso de Garo?a fue largo y problem?tico, tanto que hay m?s de una fecha marcada en rojo en su calendario. El Gobierno de Jos? Luis Rodr?guez Zapatero dict? en 2009 el cierre en diferido de Garo?a para 2013, fecha en la que m?s tarde gobernar?a el PP de Mariano Rajoy. La central par? antes, en 2012, por decisi?n unilateral de Iberdrola y Endesa, que consideraron que las nuevas tasas a la nuclear la convert?an en un activo econ?micamente inviable. La sentencia definitiva lleg? de la mano del entonces ministro de Energ?a, ?lvaro Nadal, en 2017, pero pasaron otros seis a?os hasta que, en 2023, el Gobierno de Pedro S?nchez asumi? su titularidad y arranc? su desmantelamiento.

Aunque el futuro de la central estuvo en vilo durante a?os, el cierre sorprendi? hasta a quienes lo vivieron en primera l?nea. ?Era que algo tan grande no pod?a caer?. Era la primera instalaci?n nuclear en apagarse con un informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para que continuase hasta 2031. Pero ese aval estaba condicionado a que Nuclenor invirtiera unos 200 millones de euros para poner a punto una planta de 1970.

Rafael Gonz?lez, exalcalde y antiguo trabajador de Garo?a.

Rafael Gonz?lez, exalcalde y antiguo trabajador de Garo?a.

?El Valle ha vivido tiempos mejores, pero no hay que ser derrotistas. Tenemos el Ebro, un territorio precioso, tierra f?rtil... Tiene mucho futuro, pero necesita ayuda. Por eso me duele mi valle. Nos tienen totalmente abandonados y marginados. Aqu? no aparece nadie?, reivindica Rafael Gonz?lez, antiguo trabajador de la central y alcalde hasta 2015 de Valle de Tobalina durante tres legislaturas.

?Cuando se plantea una nuclear hay siempre oposici?n, pero tambi?n hay siempre promesas que no se cumplen?, recuerda el exalcalde. Junto al anuncio de cierre, el Gobierno de Zapatero prometi? un plan industrial local ?laboralmente responsable?. La idea era atraer nuevas empresas a la zona a base de subvenciones. ?Llegamos a desarrollar un peque?o pol?gono y hubo inter?s de peque?as empresas. No esper?bamos a la General Motors, pero s? peque?as f?bricas de alimentaci?n?. Con el relevo en el Gobierno muri? el plan de ayudas. ?Aquello qued? como qued?. No hubo previsi?n. Las zonas rurales ponemos el territorio y cuando la central cierra de aqu? no se acuerda nadie?, denuncia.

Gonz?lez defiende que el mundo rural tambi?n debe moverse. ?Tenemos la cebada, pero la cerveza se hace en Madrid. Mientras no transformemos las materias primas en las zonas rurales, seguiremos siendo el Tercer Mundo?. Aunque ?l mismo impuls? una alternativa tur?stica aprovechando las hoces del Ebro, no se enga?a. ?El turismo es una patita m?s, pero con eso no se llena el territorio. La ordenaci?n en este pa?s es nefasta. Los j?venes de este pueblo est?n en Madrid. Si no tenemos trabajo, ?c?mo se van a quedar??.

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